Testimonio: TCA, un nuevo miembro en la familia

Testimonio que muestra el compromiso y amor de una madre y familia al acompañar a su hija en la recuperación del Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA)

«TCA, un nuevo miembro en la familia», es el testimonio que nos envía Carmen, madre de una hija de 19 años que padece un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA), en fase de recuperación activa. Hasta hace solo un año, la hija de Carmen se encontraba en un estado grave, con un importante infrapeso, pero actualmente está esforzándose cada día por vencer los miedos generados por la enfermedad. Para ello, cuenta con el apoyo inestimable de su familia y especialmente de Carmen, que ha querido compartirnos su visión de esta lucha, que es suya también.

Agradecemos contar también con la perspectiva de los familiares sobre cómo perciben y viven la experiencia del TCA en su entorno. ¡Gracias Carmen por compartir y estar ahí para apoyar a tu hija!

TCA, un nuevo miembro en la familia

Hace cuatro años, dimos la bienvenida a un nuevo miembro en nuestra familia. Pasamos de ser cuatro a ser cinco. El nuevo miembro llegó e irrumpió con fuerza en nuestro hogar. Su nombre es TCA, de apellidos “anorexia nerviosa”.

Mi hija, que por entonces tenía 16 años, comenzó a cambiar sus hábitos. No solo de su forma de comer, sino también su manera de comportarse, su carácter. En definitiva, su personalidad se vio alterada. El TCA, y en concreto la anorexia, te aísla socialmente. Pero sobre todo, te desconecta de ti mismo/a. De tus señales de hambre, de saciedad… de tus sensaciones y disfrute en general.

Te absorbe, se apodera de ti, te anula, te exprime. Te condena a encadenarte y hacerte prisionero/a, engañándote y haciéndote ver que lo estás haciendo muy bien, que vas por buen camino. 

EL TCA constituye una voz que te grita que continúes, que no hagas caso a los que te quieren y te animan a abandonar el camino que has tomado. Te dirá que no te des por vencido/a. Que eres un recluta perfecto/a. Que lo vas a conseguir, que serás la estrella frente a los demás. Y que el triunfo estará asegurado.

Nada más lejos de eso, el final nunca llegará. Jamás será suficiente. Nunca se alcanzará ese ”peso“ anhelado. La sensación de control es tu gran “valía”. Ese falso control no es más que un auténtico descontrol. Supone la gran trampa. Te dirige a la entrada de una gran cárcel mental.

Mi hija se transformó en muy poco tiempo en otra persona.

La distorsión de la realidad cuando existe un déficit energético es brutal. Cuando el cerebro no obtiene los nutrientes básicos te imposibilita para moverte o realizar tus tareas cotidianas. En definitiva, te incapacita y te debilita a tal extremo como para vivir bajo unos niveles mínimos. Sobre todo, te aleja de esa ansiada felicidad.

Es un trastorno cruel y muy doloroso. Causa mucho sufrimiento. Te hace ver que vivir así es la auténtica normalidad y verdadera zona de confort. He tenido que aprender como madre mucho sobre los TCA. Me prometí que mi hija saldría de ello, que su salud física y mental eran mi gran cometido. Que su lucha iba a ser mi gran propósito vital, y que se convertiría también en mi lucha durante todo el tiempo que perdurase la enfermedad y su recuperación.

Los TCA, en su profundidad, nos quieren lanzar muchos mensajes del enfermo/a. Estos mensajes están en el trasfondo y subsuelo del corazón de los que lo padecen. Conllevan para la familia un trabajo enorme, una ardua tarea de comprensión, empatía, y mucha compasión.

Compasión a raudales hacia los enfermos/as. Compasión en dosis muy elevadas.

Esta compasión, y el amor que debemos mostrar, conforman la medicina mayor del mundo. Aunque debe llevarse a cabo un tratamiento multidisciplinar (enfermería, nutrición, psiquiatria, psicoterapias…), las familias componen el mayor pilar, y también el soporte fundamental para la recuperación del paciente.

Debemos extinguir los juicios hacia ellos/as. Tenemos que abrazarlos/as cada día y, sobre todo, manifestarles todo el amor que les tenemos. En numerosas ocasiones, y dentro del camino irregular y no lineal de la recuperación, el solo hecho de permanecer a su lado en silencio, sin saber qué hacer, les ayuda en gran medida. Más de lo que podamos imaginar. Pues ellos/as se sienten perdidos/as, solos/as, desconectados/as del mundo, de sí mismos/as…

Nuestra función como familia es ofrecer un hombro donde posarse. Mostrarnos tal y como somos: vulnerables también.

Todo ello puede activar un click en su cabeza y conducir a la situación idónea para despegar, para comenzar a salir a flote, a tomar aire y apostar por la vida. Mi hija, actualmente en plena recuperación activa, se enfrenta a miedos, incertidumbres y retos constantes.

La valentía mostrada le ayudará plenamente a salir de este pozo y túnel negro. Al final habrá no solo luz, sino que se topará con la mejor versión de sí misma. Libre de inseguridades, complejos, miedos y comparaciones absurdas. Ese final es mi ansiado deseo. Sé que llegará. Saldrá reforzada de todo lo vivido. Los aprendizajes obtenidos durante el camino le acompañarán de por vida. Su recuperación total y plena será su mayor logro vital.

Nos debemos unir para una mayor visibilización, para alzar voces. Para eliminar, erradicar y derribar  estigmas sobre los trastornos mentales en general, y los relacionados con la gordofobia y cultura de dieta en particular.

No podemos desfallecer en el intento.

Mucho ánimo a todos/as los que lo padecen. Un abrazo a todas las familias. El comenzar y dar un primer paso hacia la recuperación es un gran avance. Las recaídas forman parte de la recuperación y del proceso. Siempre hay que levantarse, continuar y mirar hacia el frente. La vida les espera. Está ahí fuera.

Cuidemos nuestra salud mental.

Firmado: una madre que sueña con su hija sana, feliz… pero sobre todo estable, física y emocionalmente.

¡¡¡¡¡¡MUCHA FUERZA!!!!!!

Carmen


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2 comentarios

  1. Carmen Romero Sánchez

    Muchas gracias por publicar mi testimonio.
    Cada testimonio es un granito de arena de esperanza en ese océano que nos rodea de los tca.
    Ojalá disminuyan los trastornos alimenticios, pues causan mucho dolor a quien lo padece.
    Aquí estoy para lo que pueda ayudar.
    Un abrazo fuerte.Carmen.

  2. Proyecto Princesas

    Hola Carmen!
    Muchísimas gracias a ti por haber compartido. Como tu bien dices cada testimonio aporta a dar visibilidad y por eso estamos muy agradecidas de que te animes a sumar.
    Un abrazo muy grande!

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