Esta es una de las preguntas más recurrentes cuando el Trastorno de la Conducta Alimentaria llega a nuestras vidas a través de un familiar como puede ser un hijo, hermano, nieto o sobrino o bien, por un amigo o amiga. Esperamos que este articulo os de pautas para ayudar a quien padece TCA.
De entrada, se suelen cometer varios errores.
Quizá aquel del que más se quejan las personas afectadas y que más tensiones genera en el plano familiar, es el de someterlas a un control y supervisión constante. Cada comida, cada situación social e incluso lo que se hace en el tiempo libre, se escrudiña y no precisamente de una manera disimulada, es decir, sin que se note. Las miradas, los cuchicheos, esconder la comida y conductas similares, no ayudan, al contrario. Generan impotencia y sensación de incomprensión en la persona afectada, así como, en determinadas etapas, falta de confianza externa en su recuperación.
Si la persona con TCA no cree en si misma y sus personas mas cercanas tampoco,
¿qué puede despertar esto en ella?
Se ve claro.
Nada bueno.
Paralelamente, se las tiende a sobreproteger con lo cual, se las aleja de la posibilidad de adquirir cierto grado de responsabilidad en relación con lo que le pasa. Por tanto, se las aleja de tener capacidad de una respuesta diferente ante lo que les sucede. Se tiene que fomentar la autonomía, permitiéndoles obtener recursos que les ayuden a avanzar positivamente en la recuperación de su salud.
Es muy importante escuchar sin interrumpir, pero también, no “permitirles” deleitarse en la descripción de ciertos rituales, así como tampoco en su dolor.
El dolor no se recrea.
El dolor se vive.
Puede parecer una posición muy dura pero que la persona se vea como una víctima impotente y que los demás también lo hagamos, no la va a ayudar.
Evidentemente, es conveniente obtener información sobre los TCA de fuentes serias, y estar actualizados sobre cómo su estudio científico, genera nuevos enfoques terapéuticos más eficaces. Esto, además de esperanza, nos dotará de recursos para poder, no ayudar sino acompañar de la manera más amable y productiva a nuestro ser querido que está viviendo un verdadero infierno.
Los profesionales también han de tener en cuenta todos estos puntos para poder ayudar de verdad a aquellas personas afectadas que acuden a sus consulta.
Las personas con TCA se sienten terriblemente solas e incomprendidas. Lo más reparador que les podemos ofrecer es nuestra compañía y nuestra escucha atenta; conseguir hacerlas reír, olvidar por un momento su dolor, ver otras posibilidades, otros mundos. En definitiva, darles nuestro amor incondicional para que las sostenga y ayude a abrir la puerta hacia su sanación.
Con este articulo nos gustaría ayudar a resolver vuestras dudas o haber aportado ayuda a quienes queréis ayudar a quien padece TCA.