Seguimos planteando retos sanos para quienes estáis transitando un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). Desde Proyecto Princesas y @quisesercomoanaymia proponemos retos para trabajar en comunidad, con la intención de ayudar en la lucha contra el TCA y que logréis vivir en libertad.
Cuando se padecen este tipo de trastornos, es muy común evitar pedir ayuda. Por eso, queremos invitarte, si aún no te has decidido, a pedir ayuda, a dar el paso.
NO TENGAS MIEDO A PEDIR AYUDA
Sabemos que es difícil, que da miedo. Miedo a ser juzgadx, al qué dirán, a cómo me mirarán… No eres la única persona, es bastante usual tener dudas, miedos… Pero quienes decidieron pedir ayuda, a día de hoy, se sienten felices de haberlo hecho y es algo de lo que nunca se arrepentirán.
Leire, nos cuenta su experiencia acerca de este tema:
Llegó un día en el que cierta situación me hizo tocar fondo. El ver por fin toda la oscuridad que me rodeaba, ver la verdadera cara de la enfermedad, fue lo que me hizo dar ese paso. Darme cuenta de que no quería vivir toda mi vida así, que todas las promesas de las voces eran falsas. Si seguía por ese camino, no llegaría a ser feliz nunca.
Pero había llegado tan lejos, me había adentrado tanto en esa oscuridad, que por más que intenté salir, las garras de la enfermedad seguían tirando demasiado fuerte y me arrastraban más y más hacia su mundo, ese mundo que yo había redescubierto al tocar fondo y que tan poco me había gustado.
Y me di cuenta de que necesitaba la ayuda de alguien más, alguien que no estuviera en esa oscuridad y pudiera agarrarme, darme fuerzas, para remar en sentido contrario y salir de ese pozo negro.
Me costó exteriorizar todo ello, me costó dar ese paso, pero mis ganas de volver a vivir eran más grandes, y finalmente dejé de lado todos mis miedos al qué dirán, me enfrenté a ello, y pedí ayuda. ¿Y sabéis qué? En ningún momento fui juzgada, nadie me miró raro. Al contrario. La gente que me rodeaba había estado esperando ese momento durante tiempo. Siempre habían querido ayudarme, pero yo no me había dejado. No veía aún el problema, por lo que siempre les había dado la espalda. Pero ellxs se habían mantenido a mi lado durante ese tiempo esperando a que yo abriera por fin los ojos y me atreviera a dar el paso de pedir ayuda. Porque confiaban en mí y sabían que lo haría, y querían estar a mi lado en ese momento para ofrecerme sus manos y ayudarme a volver a ver la luz.
Te invitamos, y acompañamos, a que no tengas miedo. Te animamos a que mires a tu alrededor, seguro que tienes a alguien que está dispuestx a ayudarte. Coge su mano, cuéntale cómo te sientes. Puede ser hablando, con un escrito, una canción, un dibujo… ¡Como mejor te expreses!
Deja que esa persona sea tu guía o quien te acompañe en este camino, confía en ella. Apóyate en quien confíes cuando todo se vuelva oscuro. Cuando pienses que es imposible salir. Cuando quieras tirar la toalla. Será quien/es te ayuden a remar en esos momentos, y poco a poco, podrás volver a la orilla y volver a brillar, volver a vivir.
¡No tengas miedo a pedir ayuda!