Hoy, día mundial de concienciación sobre el autismo, queremos contribuir a la visibilización de las dificultades y barreras que las personas autistas afrontan en su día a día, y dar a conocer su relación con los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).
El autismo es un trastorno del neurodesarrollo que se expresa en una amplia variedad de dificultades de comunicación e interacción social, así como en patrones de comportamiento que abarcan un espectro amplio de manifestaciones y niveles de severidad. Actualmente, se continúa investigando acerca de sus causas y efectos de esta condición, por lo que su definición y diagnóstico ha evolucionado y seguirá variando con el paso de los años.
En la última década, se ha ido demostrando que existe una fuerte correlación entre el autismo y los TCA, pues la relación con la comida se suele ver afectada. Asimismo, la hipersensibilidad sensitiva, la ansiedad o la alexitimia vinculadas al espectro, también pueden predisponer al desarrollo de un diagnóstico de TCA.
Laura Alberola nos acerca información actualizada que evidencia la relación entre el autismo y TCA, dándole importancia a la necesidad de intervenciones terapéuticas con enfoque centrado en el autismo y adaptadas a sus necesidades específicas.
Existe relación entre el Autismo y los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA)
Prevalencia
Los estudios han demostrado consistentemente que entre el 20% y el 35% de las mujeres con Anorexia Nerviosa cumplen criterios de autismo.
Los estudios longitudinales también han examinado la relación entre el autismo y los TCA en mujeres. Estos estudios han encontrado que las mujeres autistas tienen un riesgo elevado de desarrollar TCA en la adolescencia y la adultez temprana.
Infradiagnóstico
Las mujeres autistas tienden a presentar síntomas diferentes o menos prominentes en comparación con los hombres autistas, lo que puede llevar a un infradiagnóstico o diagnóstico tardío.
Algunas mujeres autistas desarrollan estrategias de camuflaje social para ocultar sus dificultades sociales, lo que puede dificultar la identificación de sus necesidades y retrasar el diagnóstico.
Algunas mujeres autistas pueden presentar subtipos menos estereotipados de autismo, lo que dificulta su reconocimiento y diagnóstico en entornos clínicos tradicionales.
Cuestión de género
Se ha observado que las mujeres autistas tienen un mayor riesgo de desarrollar TCA en comparación con los hombres autistas.
Las mujeres autistas tienen un mayor riesgo de desarrollar TCA en comparación con las mujeres no autistas y los hombres autistas. Esto sugiere una interacción compleja entre el autismo y los factores de riesgo para los TCA que pueden ser específicos del género.
Abordaje insuficiente
A pesar de esto que lees, los criterios de evaluación y diagnóstico del autismo se han desarrollado principalmente utilizando muestras masculinas, lo que puede llevar a que los síntomas más comunes en mujeres autistas no sean adecuadamente reconocidos por los profesionales de la salud.
A pesar de una proporción significativa de mujeres autistas en los servicios de urgencias, la prestación actual de servicios no reconoce ni aborda sus necesidades.
Las consecuencias
La evidencia sugiere que las mujeres autistas se benefician menos de las intervenciones y vías de atención actuales y tienen peores resultados que otras mujeres con Anorexia Nerviosa, experimentando tasas de recuperación y niveles de funcionamiento especialmente bajos.
El enfoque biomédico tradicional suele centrarse únicamente en los síntomas alimentarios, lo que puede conducir a la patologización y la falta de atención a las necesidades subyacentes del individuo.
Las personas autistas y sus familias a menudo enfrentan estigma y discriminación en el sistema sanitario, lo que puede aumentar el riesgo de retraumatización y patologización.
La necesidad actual
Las mujeres autistas con trastornos de la conducta alimentaria tienen necesidades específicas de tratamiento que requieren enfoques adaptados y personalizados.
Estos enfoques deben tener en cuenta las características autistas individuales, así como los síntomas y las dificultades alimentarias específicos de su condición y experiencia individual.
El futuro
Necesitamos enfoques terapéuticos multidisciplinares adaptados que integren las perspectivas de las mujeres autistas, donde haya abordaje específico que fomente la autodeterminación y autonomía en el proceso, comprendiendo las dificultades sociales, comunicativas, de procesamiento y sensoriales.
Es prioritario y urgente, intervenciones terapéuticas con enfoque centrado en el autismo y adaptadas a sus necesidades específicas.
Es fundamental que, según aumenta la investigación en este campo, se promueva mayor concienciación y entendimiento en la correlación entre la neurodivergencia y la conducta alimentaria. El conocimiento y el diagnóstico de autismo puede ayudar a reducir el impacto de las conductas desordenadas con la alimentación y, por tanto, a prevenir la aparición de un TCA.
El diagnóstico precoz del autismo desempeña un papel crucial en la prevención del desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria. Las investigaciones han demostrado que les niñes autistas tienen un riesgo significativamente mayor de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, como la selectividad alimentaria y la evitación de ciertos alimentos. Un diagnóstico temprano del autismo permite la implementación temprana de intervenciones específicas que aborden las dificultades sensoriales, sociales y comunicativas que pueden contribuir a estos trastornos alimentarios. Así, el reconocimiento precoz del autismo y la intervención adecuada pueden mitigar el riesgo de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria, mejorando así la calidad de vida de las personas autistas.
Referencias del artículo Autismo y TCA:
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