¿Cómo han ido las navidades? ¿Habéis conseguido tener la fiesta en paz?
Sabemos lo difícil que resulta muchas veces tener la fiesta en paz. Si no es por una cosa es por otra, pero si algo no fallan son los comentarios sobre el cuerpo. Durante todo el año los comentarios acerca del cuerpo de las personas pueden resultar hirientes y se agudiza mucho más si se padece un Trastorno de la Conducta Alimentaria. Pero en las reuniones familiares que se acontecen durante las navidades los comentarios y juicios se presentan de manera constante consiguiendo que muchas personas manifiesten un malestar interno.
Sanamente Mónica se estrena como colaboradora de Proyecto Princesas con este artículo donde aporta consejos para cambiar esas situaciones y la manera que recibimos esos juicios. Si quieres tener la fiesta en paz y no morir en el intento, no te pierdas este artículo. Mónica nos invita junto a Arte Mapache a perdonarnos y abrazarnos por no haber reaccionado antes, por no habernos dado cuenta.
La fiesta en paz sin morir en el intento
Cada Navidad la misma historia. Entre los comentarios de la gente y los chistes sobre lo que vamos a engordar estas fiestas, paso unas Navidades bien difíciles. Y menos mal que este año los encuentros se reducen. Es que siempre tengo que aguantar cómo algunas personas de los tan famosos “allegados” hacen el típico escáner al resto nada más verlos: “que si estás más gorda”, “que si te vas a quedar en los huesos”, etc.
Y qué decir de los comentarios sobre la comida y sobre el hecho de engordar: No veas como se ha notado este año el confinamiento, menudos kilitos he cogido. Hablan como si eso fue lo peor del mundo que te puede pasar. ¡Qué hemos pasado una puta pandemia! ¡No me jodas!
Así que, aunque suene triste, una parte de mi se alegra de que, este año, nos ahorremos ciertos encuentros y ciertos comentarios.
La pregunta del millón es, ¿es posible tener la fiesta en paz?
Este es el drama al que nos enfrentamos muchas y muchos cada Navidad.
Al reencontrarnos con ciertos familiares o amigos surgen juicios por parte de estas personas o, incluso nosotros mismos podemos sentir vergüenza corporal. Y siempre lo que hay debajo es un prejuicio sobre lo que no es lo “ortodoxo” que se considera como incorrecto.
En concreto, lo más extendido es el odio a lo gordo, es decir, la gordofobia. Y este prejuicio nos afecta a todos, unos porque sufrimos el estigma de peso a diario y otros porque la cultura de la dieta y el miedo a engordar están presentes constantemente en nuestras vidas.
Con este post no pretendo darte una solución mágica para que no te afecten este tipo de comentarios.
Entre otras cosas, porque no creo que exista y porque ni yo misma soy inmune a este tipo de situaciones. Lo que sí podemos hacer es analizar un poco porqué se dan y porque nos afectan y de esa forma pondremos un poco más de consciencia a una situación que nos hace sufrir o que puede llegar a ser un detontante.
Lo primero para empezar el camino hacia una fiestas lo más en paz posibles, es darse cuenta de que te estás sintiendo mal. A veces es difícil detectarlo porque son años y años de normalización de este tipo de cosas y no es fácil despertar de repente. Te dejo aquí algunas pistas que te ayudarán en esta labor.
Existen varios tipos de mensajes sobre el cuerpo: los directos, cómo cuando te dicen: «¡Vaya culo has echado!» o «A ver si te comes un buen cocido que estás en los huesos». Pues sí hay gente muy bocachancla. Pero te advierto que quizá sean los menos dañinos porque son como un dardo directo: los ves venir de lejos y puedes prepararte. Luego están los indirectos como chistes o comentarios que indirectamente te están diciendo que tu cuerpo no es correcto.
Por último, están los más complicados de gestionar que son los mensajes subliminales. Esos a los que estamos expuestos cada día de una manera brutal. En la tv, series, redes sociales donde sólo se da por válido un tipo de cuerpo o un tipo de comida y todo lo demás está mal y es incorrecto.
Así que tu cerebro inconsciente entiende que para ser feliz necesitas ese cuerpo y comer” limpio” o como quieran llamarlo.
En segundo lugar, intenta validar tu emoción, es totalmente normal que te sientas mal y tienes todo el derecho a gestionar esa situación como buenamente puedas. Si es un comentario directamente o una broma, siempre puedes decir que no te sientes bien con ese tipo de humor o con ese juicio. Y es legítimo. También lo es no decir nada para cuidarte, porque no tienes fuerza ni energía para enfrentarlo.
Permítete desbordante si así surge, puede que aparezca ira, o tristeza o frustración. Todas las emociones son válidas.
Entiende que el nivel emocional que te pueden generar estas situaciones dependerá de muchísimas cosas, de la historia con esa persona, del día que tengas o del grado de vinculación. Evidentemente no es lo mismo ver fotos en las RRSS a que el comentario sea de alguien a quien amas, por tanto, es importante que tengas esto en cuenta a la hora de abrazarte también.
La tercera cosa es abrazarse y perdonarse. Creo que es una de las más complicadas. Detrás de toda esa ira que a veces nos genera darnos cuenta de estas cosas, existe mucha ira hacia nosotras mismas. Por no habernos defendido antes, por no habernos dado cuenta. Recuerda, mi amor, has hecho lo mejor que podías y sabías.
Este tipo de cosas está taaan instalado en la sociedad, en nuestras familias que parece que es un derecho adquirido opinar sobre el cuerpo o sobre lo que come o no come una persona. Sobre todo cuando lo “disfrazan” de que es por tu salud. De veras espero que este post te ayude a darte cuenta de que, verdaderamente, has hecho lo que has podido.
Otra cosa que veo necesaria es aplicar compasión tanto ti misma como a los demás. Os aconsejo que veáis el directo sobre la belleza y la cultura de la delgadez que hicimos Andrea y yo en el youtube de Proyecto Princesas con motivo de la Jornada contra los TCA. Date cuenta de que tú estás ahí en esa sociedad pero también el otro lo está…. De ahí vienen muchos de esos comportamientos.
Y este es el último, pero el más IMPORTANTE aspecto de todos. EL PROBLEMA NO ESTÁ EN TÍ. EL PROBLEMA ES LA MIRADA DEL OTRO. Si hace falta tatuatelo. Esto es el mayor reto pero también lo más, más, importante: no creas que no eres válida por estar delgada o gorda. Por comer mucho o por comer poco.
Ya eres valiosa, ya mereces amor, ya eres querible.
No necesitas hacer nada para merecer la felicidad.
Comas lo que comas.
Tengas el cuerpo que tengas.
Alice
Genial el post, que grandes verdades
Proyecto Princesas
¡Muchísimas gracias!
Te abrazamos 🙂