En el Día Internacional de la Mujer, desde Proyecto Princesas nos unimos a la reivindicación por un mundo más inclusivo, el desafío de los estereotipos de género y la lucha contra la desigualdad.
Concienciar sobre la existencia de una estructura que predispone la aparición y mantenimiento de los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) puede ayudar a las mujeres a liberarse de la responsabilización individual. También a diluir el estigma social, la culpa y la vergüenza que pueden surgir ante la vivencia de desórdenes alimenticios, a favorecer el empoderamiento de las personas y a prevenir conductas de riesgo.
En la intersección entre la salud mental y la opresión sistémica, las mujeres enfrentan desafíos desproporcionados en relación con los TCA. La presión implacable de los estándares de belleza, combinada con la desigualdad de género arraigada, alimenta un terreno fértil para la disfunción alimentaria. En este contexto, el feminismo emerge como una herramienta vital para abordar estos problemas desde sus raíces, desafiando las normas sociales restrictivas y promoviendo la autonomía corporal y la igualdad de género. Es fundamental reconocer y abordar la complejidad de estos trastornos desde una perspectiva feminista para impulsar un cambio significativo hacia la salud y el bienestar de las mujeres.
Las estadísticas respecto a los TCA en mujeres son reveladoras:
- Entre un 85-95% de las personas que sufren un TCA son mujeres.
- En España, de las 400.000 personas (300.000 jóvenes) que padecen un TCA, el 90% son mujeres. Foraster, 2021.
¿Qué factores sistémicos predisponen y mantienen los TCA?
- Los cánones de belleza inalcanzables, así como la presión sistémica sobre el cuerpo y la apariencia física, son detonantes de conductas desordenadas con la comida y el movimiento. Del mismo modo, esos mandatos estéticos promovidos por la idea de belleza, éxito y la cultura de la delgadez; son factores predisponentes en la emergencia de los desórdenes alimenticios en nuestra sociedad.
- La cultura de dieta y los ideales de belleza imperantes producen una presión e insatisfacción permanente sobre los cuerpos y la apariencia estética en la corporalidad de las mujeres, manifestándose en muchos casos en conductas desordenadas con la comida y TCA.
- El contexto sociocultural forma parte del origen multifactorial de los TCA. El sistema y las desigualdades de género ostentan un papel determinante en el desarrollo y prevalencia de los TCA en mujeres.
- El entorno sociocultural afecta a cómo los cuerpos son percibidos, regulados y vividos tanto individual como colectivamente. Los TCA pueden aparecer como resultado de la presión sociocultural por un ideal de belleza estricto y hegemónico, como se ha visto con la gordofobia. Por tanto, entender los factores sistémicos y culturales que contribuyen al desarrollo y la mantención de los patrones desordenados de alimentación es esencial para un tratamiento efectivo y duradero. La contextualización de los TCA como un problema sistémico y asunto colectivo, más allá de un padecimiento individual, puede resultar crucial para un acercamiento hacia la recuperación total.
La concienciación de la existencia de una estructura que predispone la aparición y mantenimiento de los TCA, puede ayudar a las mujeres en la liberación de la responsabilización individual. También a diluir; el estigma social, la culpa y la vergüenza que pueden surgir ante la vivencia de desórdenes alimenticios, y a favorecer el empoderamiento de las personas.
Del mismo modo, cabe destacar la importancia de trabajar en la prevención de los TCA con las niñas. Son ellas las que sufren un mayor riesgo de prevalencia y padecimiento de dichas patologías. De hecho, cada vez es más frecuente encontrarse en consulta casos clínicos a edades tempranas. Habiéndose adelantado la edad de aparición de sintomatología de los 12 – 13 años a los 7 – 8 años de edad.
Recordamos, a su vez, que los traumas también se germinan en la etapa infantil, así como el modo en que nos hablamos a nosotras mismas y el concepto que tenemos sobre nuestro cuerpo. Lo que aprendemos en la infancia determina los pilares en los que se sustenta la futura chica adolescente y la futura mujer adulta. Por ello, para cuidar a las mujeres del futuro, tenemos que empezar por educar en el autocuidado y en la aceptación de las niñas del presente.
La solidaridad entre mujeres nos ayuda a reconocer la interconexión de nuestros problemas, para comprometerse y defender las injusticias sociales de forma colectiva. La sororidad nos descubre referentes, motivaciones hacia el cambio y el poder sanador del apoyo mutuo.
En Proyecto Princesas puedes encontrar también diversos espacios de comunidad. En los cuales encontrar apoyo, acompañamiento, recursos y motivación en la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Aportamos nuestro granito de arena creando lugares seguros para personas y acompañantes que sufran las consecuencias de convivir con un TCA. La compasión, la solidaridad y la aceptación pueden favorecer muy positivamente tu camino hacia una vida recuperada, libre y plena.
”La verdadera belleza no se encuentra en los estándares físicos impuestos por la sociedad, sino en aceptarnos y amarnos tal como somos.”
“El mito de la belleza”, Naomi Wolf
“El poder de una mujer no se mide por su apariencia física, sino por su sabiduría y fuerza interior.”
“El mito de la belleza”, Naomi Wolf
A continuación, queremos compartir algunas lecturas inspiradoras donde podréis encontrar más información sobre la relación entre el género, los cánones de belleza y TCA, desde un enfoque interseccional:
- “El segundo sexo”, Simone de Beauvoir.
- “Calibán y la bruja”, Silvia Federici.
- «Hambre. Memorias de mi cuerpo«, Roxane Gay.
- “Mala feminista”, Roxane Gay.
- “Tu cuerpo no es una disculpa”, Sonya Renee Taylor.
- “El mito de la belleza”, Naomi Wolf.
- «Bellas para morir», Esther Pineda G.
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