Por qué me cuesta comer, es una pregunta que se hacen muchas personas que padecen Anorexia Nerviosa o cualquier otro Trastorno de la Conducta Alimentaria en según que momentos.
Aunque la afectación en la alimentación sea solo el síntoma de algo más profundo, en primera instancia, tenemos que entender y aceptar que, el momento de la comida es una situación amenazadora para la persona que sufre un TCA. Y, ante una amenaza, todo nuestro “sistema de alarma” se activa con las consecuentes respuestas fisiológicas.
Esa constricción del cuerpo, como “querer apretarte” “hacerte pequeñita”, “sentirte atrapada entre una pared de hormigón y un plato lleno de comida” y “necesitar huir” es muy desagradable porque todo el cuerpo esta literalmente enfocado en esa respuesta que, por otro lado, se le impide, generando un bucle en el organismo, entre otras consecuencias: palpitaciones, sudoración, mareo, bruxismo y bloqueo de la función digestiva.
Y escuchamos esa vocecilla en la cabeza que no admite razonamientos y solo repite, entre enfadada y asustada: “no, no, no”.
Una voz con la que es muy complicado dialogar porque es pura emoción y las emociones son energía para movernos en una dirección. En este caso, la evitación a través de “me levanto y me voy” o “no me meto nada en la boca” o “lo hago, pero después lo elimino”.
Una parte nuestra experimenta todo esto mientras otra parte lo observa desde la incomprensión e impotencia.
Los alimentos en si no son la amenaza, pero nuestro cuerpo no lo diferencia
Los alimentos en si no son la amenaza, pero como nuestro cuerpo no lo diferencia, hemos de trabajar para poner cada cosa en su lugar y encontrar lo que fue la amenaza real que por, razones que todavía no se comprenden bien, se asociaron a la alimentación.
Por eso se hace imprescindible desviar el «foco de la comida». Llevándolo a la parte del subconsciente que nos hace vivir con tensión una situación que en realidad no representa un peligro. Para poder así, resolverla y que tras ello, la alimentación deje de ser un momento amenazador.
Mientras ese proceso se da, es imprescindible, realizar una observación amorosa de nuestra experiencia en ese momento y no machacarnos. Ni tampoco ser displicentes con nosotras mismas. Solo entender y aceptar que es una parte del proceso que, con el acompañamiento y trabajo adecuado junto a grandes dosis de amor, se podrá dejar atrás.
Esperamos que este articulo haya aclarado las dudas de quien formulo esta pregunta y que ayude a otras personas qué también se pregunten; Por qué me cuesta tanto comer.
Nota* No todas las personas que comparten un diagnóstico de TCA piensan y sienten igual. Por lo que a la hora de dar y recibir respuestas a ciertas preguntas, hay que tener muy presentes siempre las diferencias individuales.