Continuamos con nuestra trilogía de artículos informativos y de ayuda para tener «La fiesta en paz»; en el primero mostramos la realidad de los TCA y con este segundo articulo; La fiesta en paz: Familia «demos un respiro», queremos ser de especial ayuda a padres, madres y familiares.
Para un gran numero de personas, estas fechas son motivo de desequilibrio a través de un movimiento interno desagradable. Muchas viven el primer aniversario de la ausencia de seres queridos. Para otras, la soledad se agudiza ante la falta de una pareja, de familia o amistades.
Todo el mundo entiende estos tipos de “malestares” o “tristezas” ante unos días señalados como tan importantes y de alguna manera, se legitiman y permiten.
Pero existe un mundo todavía incomprendido y estigmatizado que, en Navidad, con “todo el amor del mundo”, se ve hostigado, cuestionado y en muchos casos, expuesto ante el núcleo familiar, tomando el protagonismo que no quiere y sintiéndose mas responsable, si cabe, del dolor que causa a su alrededor:
El universo de los TCA para el que, las fiestas navideñas, son su gran talón de Aquiles.
Este ser el centro de atención no deseada, mezclado con la rabia y la impotencia de no poder gestionar la situación de otra manera y no sentirse así ante “la comida”, genera una combinación peligrosa que puede repercutir gravemente en la persona que padece TCA, hasta el punto de producir retrocesos o recaídas en sus procesos.
Es difícil hacer a un lado todo lo vivido durante el año; todo lo que significa sentarse a comer o cenar cada día; todas las discusiones; el intenso dolor ante la deriva de la enfermedad que en muchos casos nos lleva a urgencias; la incertidumbre o muchas veces, certidumbre, de un futuro oscuro. Es más que complejo, sobre todo para la familia directa que es quien lo vive, diariamente, junto a su ser querido.
Son muchas las personas, familiares, pareja y amigos, que nos han escrito en estos días para saber cómo ayudar a la persona que padece un TCA. Por eso decidimos que en nuestra campaña de prevención y ayuda por Navidad, era necesario dedicar un articulo como este; La fiesta en paz: Familia «demos un respiro».
Aquí os compartimos, desde sus voces, lo que desean quienes lo padecen.
“Que no se enfaden por lo que como y que no estén tan pendientes de mi”
“Que no me observen para ver que es lo que voy a hacer”
“Que en vez llamarme extremista y ofrecerme ciertas cosas, me aportasen alternativas”
“Hablar de cosas diferentes a las preguntas ¿Estas bien? Mejor convivir y compartir alegría”
“Que no comenten nada sobre el físico ni que hagan comentarios de sobre si se come «de más» o «de menos”
“Que pusieran comida normal y dos platos, no ochenta”
“Que no miren constantemente y no hagan comentarios.”
“Que no insistan en que coma.”
“No decir de comer y excusarse que se lo coma porque son fiestas.”
“Que no se hable de si se engorda o no, ni hablar ni de peso ni dietas.”
“Que no me obliguen a comer.”
“Que no hagan referencias a lo mucho que han comido, lo que van a engordar… Me comparo.”
“Que mi comida pueda ser como la de un día normal, sin varias nada (o muy poco) y que no me critiquen.”
“Que no hablen de mi cuerpo o el de los demás.”
“Que no hablen de compensar en enero todo lo comido en diciembre.”
“Que dejen de opinar acerca de la cantidad de comida que me sirvo.”
“Que no se generen tensiones innecesarias en la mesa.”
“Que no me pregunten como va mi tratamiento.”
“No hablar de si esta más delgadx o más gordx.”
No es complejo lo que necesitan, lo complicado es que los familiares lo llevemos a cabo.
Las personas que padecen la enfermedad dan unas pautas muy claras de lo que necesitan y desean en estas fechas, tener la fiesta en paz: familia «demos un respiro».
No es complejo lo que necesitan, lo complicado es que los familiares lo llevemos a cabo. Por lo que es fundamental, poder liberar la tensión antes de esos momentos. Dejar de querer tener el control sobre algo que no está en nuestras manos y que no es otra cosa que el mundo interno de la personas que amamos y que sabemos, está sufriendo.
Creemos que se puede concentrar en una gran clave donde se integran todos esos deseos realizados por ellas.
¿Por qué no darles (y darnos) un descanso?
Aunque sea duro, difícil, complejo, extraño, incómodo al principio; aunque parezca que es “desentenderse” o “pasar”, no lo es. Por desgracia, hemos de ser conscientes de que hay enfermedades que no van a desaparecer en quince días. Pretender “cambiar” algo en estos días puede conseguir justamente el efecto contrario.
Lo importante y necesario para tener «La fiesta en paz» es dejar de verlas como enfermas.
Por lo que, lo importante y necesario para tener unas fiestas tranquilas y en paz, es dejar de verlas como enfermas. Centrarnos en disfrutar de su presencia, de su compañía, de una buena conversación que se centre en cualquier temática menos en la de las comidas o la compensación para después de las celebraciones. Ir día a día sin anticipar nada. Concentrarnos en el momento inmediato, vivir en el presente.
La mayoría de las veces, no somos conscientes de que es solo así como podemos vivirnos con mayúsculas: cuando olvidamos el contenido del plato y nos regalamos una mirada sincera, una sonrisa. Como esto no es sencillo, es imprescindible, que todo el entorno cercano de una persona con TCA se trabaje con profesionales que dispongan de herramientas que de verdad ayuden en ese proceso.
Como decimos al principio, somos conscientes de que ciertas cosas que se hacen en casa cuando entran los TCA por la puerta, se realizan “con todo el amor del mundo”.
Mientras evolucionamos dentro del proceso de la enfermedad, mientras aprendemos a liberar la tensión, a tender la mano de otra manera, en estas fechas, concentremos todo ese amor en darles (y darnos) un respiro.
Esperamos que este articulo, La fiesta en paz: Familia «demos un respiro» ayude a que estas fechas tan señaladas puedan ser disfrutadas por todas aquellas familias que de un modo u otro conviven con un Trastorno de la Conducta Alimentaria.
Os deseamos ¡Felices Fiestas!