El testimonio de Lidia muestra su perspectiva tras estar recuperada del Trastorno de la Conducta Alimentaria que padeció. Comparte su testimonio, propósito de vida, para inspirar a otras personas que están sufriendo lo mismo que ella sufrió durante años. Deseamos que os pueda servir de ayuda para ver que sí es posible un cambio de vida, porque la recuperación te cambia la visión no solo de tu cuerpo, sino de la vida.
Propósito de vida
Cuando observo esta foto, 14 años después puedo ver algo más allá de un cuerpo normativo aceptado por la sociedad.
Puedo ver superficialidad, ego, superioridad, insatisfacción en todas las áreas de mi vida, mucho dolor, rigidez, lucha, disconformidad, sufrimiento y desconexión una gran desconexión con mi ser y con mi cuerpo y mis necesidades reales.
Me creía más que el resto por tener este cuerpo pero la realidad es que estaba destrozada por dentro, me estaba auto destruyendo poco a poco.
Yo recuerdo ser muy consciente en todo momento de todo lo que hacia y porqué lo hacia, tener el dominio y el control de todo, hasta qué se descontrolaba.
Era una guerra interna donde yo siempre perdía la batalla y vuelta a empezar.
Un túnel oscuro sin salida, donde me encontraba totalmente perdida, incomprendida y sola.
Pienso que es muy importante pedir ayuda y confiar en ti, en tu sabiduría interior, porque la tenemos, todos la tenemos. Esta sabiduría la hemos perdido pero la podemos volver a recuperar.
Darte esta oportunidad de “hacer algo diferente” que no sea castigarse y autodestruirte a través de la comida y experimentar en tu propia piel que realmente no pasa nada, que todo esta en tu cabeza, pero para eso “hay que querer” hay que tener intención de cambio y darte el permiso.
Ese permiso depende de ti, tú puedes decidir. Este es el verdadero camino de la sanación.
El camino que te llevará a ver la luz del final del túnel y a estar en paz con tu ser y con tu cuerpo.
Respeta tu proceso y no te rindas.
En mi caso el detonante fueron mis padres, verlos sufrir de esa manera hizo que dijera “basta”, me rompía el alma, aunque una parte de mí también quería, me estaba matando poco a poco… y lo sabia.
Es por eso que estoy infinitamente agradecida a mis padres por ello, doblemente agradecida por darme la vida por segunda vez.
Después de mucho tiempo de terapia, introspección, mucho trabajo personal, mucho cuestionarme, formación, libros, la herida está cerrada.
Doy fe de que se puede salir.
Puedo mirar atrás y aceptar esa herida, ver el camino recorrido. Puedo ver a mi herida con una mirada amorosa, por todo lo que me ha enseñado, por todo lo que he vivido.
Soy consciente de todo lo que he recorrido, por todas las etapas que he pasado y he ido integrando en mi vida y es por eso que me siento muy empoderada y con una gran confianza interior.
Actualmente vivo la vida que quiero, una vida sencilla, sin exigencias, sin juicios sin complicaciones ni expectativas.
Vivo con total libertad una vida real en un cuerpo real.
Vivo la vida con gozo y gratitud, celebro la vida cada día que pasa.
Tengo la necesidad de poner mi herida al servicio de los demás, para así poder ayudar a personas que como yo están padeciendo algún TCA o conducta disfuncional con la comida.
Para mí, ser de servicio en esta área es algo que va mucho mas allá.
Una sensación que no puedo explicar con palabras.
Deseamos que el propósito de vida de Lidia se convierta en motivación para encontrar vuestro propósito de vida y poder avanzar a una recuperación total.