Testimonio: Recuperarse de un TCA

Testimonio que nos hace conscientes de cual fue el detonante de su Trastorno de la Conducta Alimentaria y qué le motivo a recuperarse del TCA. ¡Te motivará!

El testimonio de Alba M. nos hace conscientes de cuál fue el detonante que le hizo odiar su cuerpo y como esto le llevó a padecer un Trastorno de la Conducta Alimentaria. Lo mejor de este testimonio es que tiene un mensaje muy esperanzador ya que nos cuenta qué le motivó a recuperarse de un TCA.


Recuperarse de un TCA


No recuerdo muy bien el momento exacto en el que el infierno llegó a mi vida.
Podríamos decir que en tantos años vividos se fueron acumulando varias sensaciones, historias….etc.

La gota que colmó el vaso apareció en el momento que se me ocurrió apuntarme a estudiar técnicas de masaje. Sonaba muy bonito y divertido, pero poco a poco las cosas comenzaron a tornarse en un gris bastante oscuro, casi negro.

Un día llegamos a clase y pidieron 2 personas voluntarias, así que allí me presenté, ¿por qué no? Nos pusieron sin ropa en mitad de clase, la actividad consistía en que los demás buscasen defectos en nuestro cuerpo.

En buen momento me animé a salir al centro. Voces que se escuchaban entre risas, «mira, mira como la cuelga la piel», «uy… que muslos más flojos…» y un sin fin de palabros que se metían más y más en mi cabeza.

Ese fue el día en que todo lo que tenía dentro salió. Vomité el miedo, la tristeza y rasgué el desagrado que sentía por mis muslos, por mis piernas.


Día a día los síntomas se fueron agravando, la percepción de mi cuerpo comenzó a cambiar y comencé a ver todo grande, ¡muy grande!. Era pánico lo que sentía al mirarme al espejo y pensar que había que salir a la calle, que tenía que comer….era una lucha titánica. No me soportaba.


Estuve años sin decir nada en casa. Mi pareja de entonces me animaba a acudir a terapia. Yo, mientras tanto, engañaba a mis padres y abuela, pues no les decía que estaba en terapia, no quería hacerles sufrir, no se lo merecían.

Dulces, fritos, salados….todo de manera industrial me lo metía entre pecho y espalda; después llegaban los remordimientos, laxantes, vómitos… ¡una tormenta interior!

Saqué el valor, no sé muy bien de dónde, y lo dije. Entre llantos y sin saber muy bien cómo hacerlo, lo dije: «tengo anorexia y bulimia y estoy en terapia, ¡¡LO SIENTO!!».
Sentimientos encontrados, subida de peso, comer, el duende malo diciendo que no estaba bien seguir peleando por recuperarme, la otra vocecilla que me decía que todo iba a salir bien… así que me armé de valor y luché, día a día era una nueva batalla, nada fácil por ganar, pero cada día me levantaba con la armadura puesta y ¡¡¡a por todas!!!


Y ahora a día de hoy es el día en el que puedo decir que estoy recuperada, que todo lo que sufrí valió la pena porque ahora soy así por todo lo pasado y vivido.
Gracias a mis padres y mi abuela pude con esto y al resto de gente que estuvo a mi lado.

¡Recuperarse de un TCA es posible!

¡La recuperación existe, se puede salir!



Por favor, no juzguen a las personas por nada del mundo, no sabemos cuáles son los demonios que trae consigo y si la pueden hacer arder.

¡¡¡Fuerza!!!


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