No verás el IMC igual después de leer esto

El Índice de masa corporal (IMC) está presente en nuestra sociedad y también entre profesionales de la salud que todavía lo consideran al diagnosticar TCA..

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El Índice de masa corporal (IMC) está muy presente en nuestra sociedad y también entre los profesionales de la salud que todavía lo consideran a la hora de diagnosticar Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA).

Sin embargo, el IMC no debe utilizarse como la única medida para determinar si alguien tiene un TCA, ya que las personas con trastornos alimentarios pueden tener un IMC dentro de un rango saludable, pero aun así pueden estar sufriendo la enfermedad. Es importante que los profesionales de la salud evalúen no solo el IMC, sino también otros síntomas y comportamientos que pueden indicar un TCA.

En este nuevo artículo, Victoria Lozada se encarga de contarnos la historia del IMC, sus peligros y por qué no debe seguir siendo un medidor de salud, como lo es desde hace años hasta la actualidad.

No verás el Índice de Masa Corporal igual después de leer esto… 

El índice de masa corporal, o popular IMC lo hemos buscado casi todas las personas del mundo en Google para conocer nuestro “peso ideal”, y saber si estamos en un peso “normal” (¿¿Qué es normal??). Tristemente, no solo lo usamos a nivel individual, sino que también es muy popular en aseguradoras, colegios, oficinas de recursos humanos y cómo no, consultorios médicos. 

Pero ¿qué tanto problema hay con el IMC?

Veamos, la fórmula tiene de 2 variables: Peso y estatura. Se divide el peso entre la estatura al cuadrado, y esto nos da un número que intenta relacionar nuestro peso con nuestra talla, para así determinar nuestro estado de salud. Dependiendo del resultado tendremos un diagnóstico: “normopeso”, “infrapeso”, “sobrepeso”, y diferentes tipos de “obesidad” como “obesidad tipo 1”.

Suena bien, fácil, práctico. Sin embargo, el IMC realmente no puede determinar salud o riesgo cardiovascular, así de simple. 

Pues resulta que el IMC originalmente se llamaba “Índice de Quetelet”, porque fue creado por Adolphe Quetelet, estadístico belga. Lo creó en 1832, y no tenía ningún tipo de fin médico.

Quetelet se preguntaba si sería posible medir estadísticamente la conducta humana, e incluso si habría alguna manera de controlar a cierta parte de la población, o al menos de predecir cómo se comportaría cierta gente (Fuente: The End of Average: How We Succeed in a World That Values Sameness)

Es decir, cuando Quetelet inventó este índice, no estaba buscando medir la salud de nadie, simplemente quería medir comportamientos humanos. Además, Quetelet creía que había un tipo de persona que, por sus medidas, y ciertas características fenotípicas, se consideraba inferior o hasta criminal. 

Y es que, según su propio libro, Quetelet escribe:

(traducido desde el francés)

“Si el hombre medio estuviera completamente determinado, podríamos considerarlo como el tipo de la perfección; y todo lo que difiera de su proporción o condición, constituiría deformidad, enfermedad… o monstruosidad”.

Eknoyan, 2008 y l’homme moyen, 1835. 

Quetelet creía que la media matemática de una población era el ideal. Usó las características físicas, como los pectorales de soldados escoceses (5730 soldados) para encontrar un promedio. Y es interesante mencionar que al menos las medidas físicas, se hicieron solo en hombres blancos europeos. (Lie & Roll-Hansen 2001). 

Y es que “la normalidad” o “el promedio” se empieza a etiquetar como lo «ideal». Así esto último se convierte en algo deseable, superior, y bueno. Así que este hombre nunca tuvo la intención de que el índice se usara para medir la salud o el bienestar de una persona.

Además de todo esto, debemos considerar también lo siguiente:

  • Las referencias actuales que usamos para medir el IMC se siguen basando en un ideal caucásico, y no tienen en cuenta género, etnia, ni los porcentajes de grasa, o los de músculo, ni ningún otro tipo de factor de riesgo o determinante de salud. Algunos países han ajustado sus límites como China y Japón que han definido «sobrepeso» como tener un IMC superior a 24. 
  • Muchas personas con IMC “elevados” tienen salud. Esto es posible porque tener determinado peso no es un inmediato sinónimo de gozar de más, o menos, salud. 
  • Si usamos el IMC como un dato más, y lo contrastamos junto con una evaluación completa e integral del estado de salud de un individuo, donde consideramos analíticas, hábitos, patologías, historia familiar, conducta alimentaria, historia con las dietas, ciclos de peso, relación con su cuerpo, y si además indagamos al menos un poco sobre las situaciones ambientales, culturales, y sociales que esta persona atraviesa, ahí sí que pudiéramos hablar con más certeza sobre estado de salud. 

Entonces, el IMC no sirve para medir salud por todas las limitaciones que tiene, y no sirve para decir, sin ninguno de los otros determinantes de salud, si una persona tiene ciertos riesgos de padecer determinadas enfermedades. 

La salud es definitivamente un concepto que todavía nos cuesta definir como sociedad. Si pudiéramos realmente predecir salud con un número en la báscula, las consultas médicas serían mucho más fáciles, ojalá fuera tan fácil. 

Una fórmula racista de orígenes estadísticos no nos va a guiar más en ese camino, ni tampoco nos define, y mucho menos dicta nuestro valor. Soltemos estos conceptos y continuemos enfocándonos en nuestro bienestar social, psicológico y físico.


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