Hoy, 28 de junio, en todo el mundo, nos reunimos para apoyar a las personas LGTBIQ+. Es un momento para honrar el trabajo realizado y el que se sigue llevando a cabo para lograr una igualdad efectiva para aquellas personas que nos identificamos como lesbianas, gays, transgénero, bisexuales o queer.
Aunque esta batalla por la igualdad cada vez cuenta con mayor apoyo público e institucional, los obstáculos menos evidentes (en los países occidentales) a los que seguimos enfrentándonos día a día no deben pasarse por alto. Un ejemplo es el riesgo especialmente significativo de sufrir un TCA o una relación tormentosa con el cuerpo y la comida.
El movimiento LGTBI+ reclama durante este mes la igualdad de derechos y oportunidades desde todos los lugares del mundo –incluso desde aquellos donde supone jugarse la vida– y para todos los ámbitos. Uno de esos ámbitos es precisamente el de la salud: garantizar un acceso igualitario a los servicios médicos, exigir que se destinen mayores recursos a la investigación de los problemas que afectan específicamente a esta comunidad (como pueden ser los TCA), promover campañas de concienciación para prevenir e informar sobre estos…
Nuestro artículo trata de aportar un granito de arena en esta línea, ofreciendo información condensada y de fácil acceso con datos actualizados acerca de los niveles de incidencia de TCA en población LGBT (sobre todo estadounidense).
Debido a la falta de concienciación sobre el impacto específico que tienen estos trastornos en la población LGTB+, a menudo la enfermedad es experimentada en silencio o su correlación con la discriminación no es lo suficientemente bien comprendida por los profesionales. Esta es la razón por la que hoy decidimos alzar nuestra voz y sumarnos a estos días de protestas.
No obstante, recordamos que el Orgullo no solo puede durar el mes de junio. La homofobia y la transfobia no descansan. Las personas LGBT+ se enfrentan a la injusticia y la exclusión social día tras día. Seamos un espacio seguro para este colectivo hoy y cada uno de los días de nuestra vida. ¡Fuerza!
¿Realmente hay relación entre ser LGTBI+ y el riesgo de desarrollar un TCA?
En el colectivo LGTBIQ+ somos especialmente vulnerables de cara a sufrir una relación desordenada con la alimentación o con nuestro propio cuerpo. Estos son algunos datos estadísticos, tomados por lo general de estudios realizados en Estados Unidos, que ponen en evidencia la verdadera magnitud de la cuestión:
- Los hombres de minorías sexuales tienen una peor imagen corporal que sus iguales cis y heterosexuales. (Miller y Luk, 2019)
- Hasta 1 de cada 4 jóvenes LGB informa de haber realizado vómito autoinducido, ayuno y / o abuso de laxantes (Institute of Medicine, 2010).
- Los jóvenes LGB tienen un mayor riesgo de atracones y purgas desde los 12 años (NEDA, 2018).
- Los estudiantes LGBTQ en edad universitaria, tienen tasas más altas de diagnóstico de conductas alimentarias desordenadas. Especialmente en estudiantes transgénero. (Diemer, Grant, Munn-Chernoff, Patterson y Duncan, 2015).
- A más de la mitad de los jóvenes LGBTQ de entre 13 y 24 años se les ha diagnosticado un trastorno alimentario. Siendo la anorexia nerviosa el trastorno alimentario más prevalente. (NEDA, 2018).
- Los hombres homosexuales y bisexuales tienen más probabilidad de sufrir un TCA. Se cree que los hombres homosexuales solo representan el 5% de la población masculina total, pero entre los hombres que tienen trastornos alimentarios, el 42% se identifica como homosexual. (Meyer y Feldman, 2007).
- Las lesbianas y las mujeres bisexuales no son inmunes a los altos estándares de imagen corporal que nuestra cultura establece para las mujeres y, por lo tanto, corren el riesgo de sufrir trastornos alimentarios al igual que sus pares heterosexuales (Share y Mintz, 2002).
- Una persona de género no binario tiene tres veces mayor probabilidad de desarrollar un TCA comparado con personas trans binarias. Las mujeres trans binarias son las que tienen menos probabilidad dentro del conjunto de personas trans. (Diemer y cols, 2017)
¿Por qué son más comunes estos trastornos en población LGTBIQ+?
Factores estresantes como la falta de aceptación, el acoso, el rechazo y la violencia física generan niveles más altos de ansiedad y depresión. Esto, a su vez, puede fomentar el desarrollo de mecanismos de afrontamiento poco saludables o disfuncionales, como pueden ser las condcutas desordenadas con la comida.
La violencia, la discriminación, el acoso, la soledad, la presión familiar, la exclusión en la escuela o de las comunidades religiosas, etc. Son más frecuentes en la comunidad LGTBIQ+, que padece lo que se ha denominado ‘estrés de minorías’, un tipo de estrés concretamente asociado a la pertenencia a un grupo social estigmatizado.
El TCA puede ser una forma de intentar lidiar con estos estresores. Se intentan paliar los daños producidos por el estigma a través del control del cuerpo, o se intenta obtener esa validación a través de su modificación. Un ejemplo de ello es el intento, de parte de muchas personas trans, de suavizar sus marcadores de género (forma de las caderas, anchura de la espalda, masa muscular…) a través del ejercicio y la alimentación.
La insatisfacción corporal también juega un rol importante en el desarrollo y mantenimiento de los TCA en las minorías sexuales. Aquellas personas que desean someterse a un tratamiento de reemplazo hormonal tienen menor probabilidad de desarrollar conductas desordenadas con la comida cuando lo reciben. No es que las hormonas sean mágicas para prevenir los TCA, pero reducen significativamente factores de riesgo tales como la insatisfacción corporal, la ansiedad o la baja autoestima.
Algunos de los factores que pueden fomentar el desarrollo de trastornos alimentarios en la población LGTBIQ+ incluyen:
- Miedo al rechazo o experiencia de rechazo por parte amistades, familiares o personas allegadas.
- Mensajes o creencias negativos internalizados sobre sí mismo.
- Experiencias de violencia y Trastorno de Estrés Postraumático.
- Ser víctima de acoso o discriminación por orientación sexual y / o identidad de género. Lo que puede conducir a la ansiedad social, que a su vez puede llevar a la vergüenza corporal.
- Disforia de género.
- Incapacidad para cumplir con los cánones de imagen corporal presentes en algunos contextos culturales LGBT+.
Al mismo tiempo que se producen tasas más altas de personas afectadas por trastornos alimentarios entre los jóvenes LGTBIQ+, su tasa de tratamiento es más baja. La discriminación, la falta de la atención sanitaria adecuada, la falta de apoyo familiar y social y la falta de información sobre signos, detonantes y síntomas de trastornos alimentarios específicos de este colectivo actúan como barreras para las personas LGTBIQ+ que buscan tratamiento y apoyo.
Os recomendamos leer los testimonios LGTBIQ+ que son un gran ejemplo de lo que os contamos.