Dentro de nuestra campaña «La fiesta en paz» queríamos darle voz a un testimonio sobre la Navidad que ayude a comprender cómo vive estas fechas una persona que sufre Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). Lo hacemos compartiendo Navidad, ¿Sonrisas o lágrimas? de Noelia que nos acerca su propia historia. Con su historia nos hace testigos de cómo vivía las navidades antes del TCA, cómo es vivir la navidad con TCA y cómo desea pasar estas navidades. Unas navidades en las que está encaminada hacia la recuperación.
¡Felices fiestas para todas las personas que nos leeis, deseamos que paseis «la fiesta en paz»!
Navidad, ¿Sonrisas o lágrimas?
Desde pequeña recuerdo las navidades como una época mágica, distinta al resto del año donde tenía la ilusión a flor de piel y eso lo transmitía a los demás (o, al menos, lo intentaba), donde comer dulces era algo que me encantaba hacer y reunirnos alrededor de la mesa toda la gente a la que quiero era una fecha señalada en mi calendario, unos días para ver a familiares y amigos que veía muy poco.
Siempre me ha gustado poner la decoración de navidad. Los villancicos sonando de fondo, cantar en la cena de nochebuena aunque sólo lo hacíamos mi hermana y yo. Había que ponerle la magia a ese día, porque sólo se repetía una vez al año y, tal vez, alguien de los allí presentes ya no estuviera al año siguiente.
En esta época de finales de año en mi familia hay tres cumpleaños. Los días 5 de diciembre, 24 y 27 de diciembre. Días muy cercanos a las fechas principales de navidad donde se acumulan cenas, comidas, tardes con sobremesa toda la tarde…
No levantaba un palmo del suelo y ya quería ayudar en lo que pudiera. Ser abnegada (ayudar a los demás) lo soy desde bien chiquitina, vaya.
A mi madre la traía de cabeza porque no paraba quieta. Quería hacer cosas, ir de un sitio a otro, que llegará ya ese día de comer en familia. Abrir regalos, comer turrón, pasteles, roscón de reyes con chocolate caliente mientras hablábamos, pero todo eso cambió de un año a otro.
Mi primera navidad con TCA me perdí el cumpleaños de mi tía porque no quería comer. No quería ver a nadie y estaba mi prima a la que quiero un montón que fue a verme y preguntarme cómo estaba. Ella ya se olía algo, seguro, pero le chille (lo siento) y se fue, acabamos enfadadas.
No comí ningún dulce. Ni siquiera hice el calendario de adviento, y eso ningún año me faltaba porque me hacía mucha ilusión. Viví las navidades, esa época que tanto amaba, como unos días de tortura, de que me preguntaran cómo estaba y decir “bien” en automático cuando estaba en la mierda, hablando claro, de no poder salir apenas con mis amigas de mi pueblo porque me mareaba al poco de andar, de tener que irme a mi casa a dormir porque me estaba matando de hambre, todo por ser exclava de la báscula dichosa. No disfruté nada de esos días, nada.
El año siguiente estaba mejor mentalmente. Ya no me aislaba, pero seguía restringiendo y había perdido un montón de peso en todo el año. Esta navidad fue la de aguantar comentarios tipo: “Estás muy delgada”, “¿No quieres más? venga un poquito”, “Necesitas más grasa, porque comas dulces no vas a engordar” y muchos más.
Al principio me callaba, hasta que no aguanté más y en la cena de nochebuena salí de casa de mi abuela enfurecida. Me dijo algo que me molestó un montón, estuve a punto de hacerme daño, por suerte mi madre vino a calmarme.
El TCA condiciona tus navidades.
Te controla como si fueras una marioneta, hace que te aísles, que te vuelvas un monstruo asocial y que no disfrutes como tú lo haces. Hace que las navidades pasen de sonrisas a lágrimas, de felicidad a tristeza, de paz a mucha ansiedad, hace que pierdas tu ilusión.
Hoy no estoy recuperada todavía, pero sí he avanzado mucho y puedo disfrutar de estar en familia, de ver comida en la mesa y comer sin restringir o darme un atracón, de comer dulces y disfrutarlos, de que me den igual los comentarios porque siempre vas a estar ahí, tú decides si pasas de ellos o te afectan a tal punto de arruinar una época de tu vida que es tuya, no de tu TCA.
Un TCA no se elige, pero sí está en tu mano elegir la recuperación y volver a ser TÚ, volver a vivir y dejar de (sobre)vivir.
Feliz Navidad preciosxs
Gracias por este regalo Noelia.
Laura
Hola, acabo de descubrir este blog y tras leer la entrada de Nerea he acabado con lágrimas en los ojos. Me identifico por completo con ella, llevo un año y 3 meses en tratamiento, está siendo muy duro y muchas veces me dan ganas de mandarlo todo a la mierda, pero gracias a vuestro blog siento que no estoy sola.
Muchas gracias a Nerea y a tod@s aquell@s que estéis detrás de este blog, sigamos luchando, y como bien dice ella, empezamos a vivir, y no a sobre(vivir)
Proyecto Princesas
Hola Laura,
muchas gracias por escribirnos y compartir tu emoción al leer el testimonio.
Por supuesto que no estás sola, aquí estamos para acompañarte y darte mucha fuerza.
¡Mucho ánimo valiente, lo vas a lograr!