Este testimonio de María nos habla sobre su experiencia con el Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) y nos llega desde Tenerife. María denuncia no encontrar recursos suficientes para recuperarse y como dice su título, se siente agotada. Por desgracia, esta es la realidad de muchas comunidades españolas.
María explica cómo la estrategia de “Comedores Compulsivos Anónimos” no la ha ayudado a recuperarse de sus atracones. Quizá es un método que sirve para algunas personas, pero nosotras siempre recomendaremos el permiso INCONDICIONAL para comer y el abandono absoluto de toda restricción para ello.
Esperamos de corazón que puedas encontrar pronto herramientas que te ayuden a salir de esta situación. Mientras tanto, ojalá que la información que compartimos por aquí y desde las cuentas de nuestros colaboradores te sean útiles.
¡Fuerza!
Agotada
La terapia Gestalt que he hecho durante muchos años me ha dado un nivel de autoconocimiento y ha mitigado el desborde emocional. Pero hay una falta de amor tan honda que no está resuelta. Hace unos diez años, cuando de pronto y sin mucha explicación me quedé sola (sin que durante estos años hubiera tenido el cariño de un hombre y apenas el de alguna amistad), empecé a comer hasta hacerme daño.
Es la falta de amor, que no he conseguido llenar con mi hijo (soy madre sola de un peque de 4), ni con la lectura, la escritura, la música o la pintura… actividades que me apasionan, por otra parte. Nada sirve a veces. La falta de recursos me llevó a ponerme en contacto con Comedores Compulsivos Anónimos. Pero no me sirve. Creo que es contraproducente.
El despertarme con el firme propósito de “solo por hoy” me lleva indefectiblemente al atracón.
No creo, por mucho que lo finja, en ningún “poder superior”. Y el restringir “alimentos gatillo” no me sirve, porque son muchos y porque tengo fases de ayuno y de restricción alimentaria fuerte. En este caso, ni mi afán por informarme ni mi creatividad me han llevado a una solución. No puedo costearme terapia privada y la psicóloga del seguro, no. No vale. Estoy agotada. Quiero relajarme ya. Quiero que esto deje de ocupar el 90 por ciento de mi energía.
Me siento culpable por toda la atención que le quito a mi hijo. Por todas las veces que me pide algo que no queda porque me lo he comido yo.
No entro en las herramientas de la anorexia. No entro en las herramientas del atracón. No sé qué camino tomar. Pero necesito salir de esta espiral de soledad y de dolor autoinfringido. Es la falta de amor la que me lleva a esto. Y, con más o menos peso, odio profundamente mi cuerpo y mi carácter por ser así. Dan igual las listas de agradecimiento que consiga hacer por 3 días.
Solo quiero no hacer nada. Que se vaya. Descansar…