Testimonio TCA: ¡Basta ya!

¡Basta ya! nos muestra la experiencia con un TCA enfocado en la perspectiva feminista de la cultura de la dieta y en el papel de la belleza en la...

El 8 de Marzo, día internacional de la mujer, está a la vuelta de la esquina y queremos compartir el testimonio de Luci sobre su experiencia al padecer Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA). «¡Basta ya!» está muy enfocado en la perspectiva feminista de la cultura de la dieta y en el papel de la belleza en la perpetuación del machismo. Aunque el espectro de personas que sufren TCA es cada vez más amplio, no hay que olvidar que las mujeres y los grupos sociales discriminados siguen siendo los más susceptibles a sufrirlos.

Luci nos transmite con toda su fuerza la necesidad de luchar JUNTAS contra esta enfermedad, de denunciar la presión a la que son sometidas todas las mujeres en esta sociedad. Cómo se nos impone el odio a nuestros cuerpos desde que somos pequeñas.

¡JUNTAS PODEMOS!

¡Basta ya!

Escribo ahora porque antes sólo había miedo. Y del miedo pasé a la culpa. A la culpa le sobrevino una inmensa rabia, que puede resultar muy poderosa para hacer frente a las cosas. Y por fin a la rabia le siguió un poco de claridad mental, perspectiva y, por qué no, orgullo, alegría y sentimiento de superación.

Hace unos meses tenía la cabeza tan ocupada con calorías, deporte, kilos… tejemanejes para seguir encerrada en la enfermedad, que ni siquiera habría sido capaz de escribir las líneas anteriores.

Pero ahora quiero que el miedo, la rabia, la culpa y también la alegría puedan ayudar a otras mujeres a seguir avanzando.

Me dirigiré en todo momento a vosotras, a nosotras, mujeres. Soy consciente de que existe un porcentaje cada vez mayor de hombres que sufren TCA. Sin embargo, más del 90% somos «nosotras». Esto no es casualidad. Entender la raíz de la obsesión que me llevó a querer gustar a todo el mundo, a querer ser más guapa y delgada que el resto (entonces para mí estar guapa era sinónimo de estar delgada) o a comprar ropa cuando pensar en comida no podía llenarme más vacíos, me ha ayudado enormemente a hacerme fuerte. A asumir el problema como colectivo. A tomar conciencia de la enfermedad.

A darme cuenta de que si seguía con tantos límites y normas, queriendo cambiar constantemente mi cuerpo, nunca iba a permitirme disfrutar de la vida, de mí misma y de las personas que me quieren.

La perpetuación de un sociedad machista, construida a través de la belleza, la vergüenza hacia nuestros cuerpos, la culpa que nos enseñan a tener desde pequeñas (por todo), los comentarios en relación a cuerpo y el deporte que asumimos como normales («mañana tendré que salir a correr después de la tarta de hoy», «estoy a dieta después de Navidad»…) y que retrasan la detección de conductas patológicas…

Todo esto hace que el TCA viva contigo sin saber apenas qué te pasa. Pero hay que gritar BASTA. Tenemos que asumir que hay cosas de nosotras que no nos gustan. Que no encajan con los cuerpos normativos y deseables para el sistema, y aún así ser capaz de aceptarnos, mimarnos, disfrutarnos.

No podemos vivir constantemente en lucha contra nuestra anatomía, nuestra genética, contra nosotras mismas.

¿Por qué coño tendríamos que impedirnos una cena con amigas? ¿Por qué vamos a desaprovechar ese ratito de descanso tumbadas al sol por salir a correr? ¿De verdad es necesario pasar de ese libro o película que te gusta tanto por ir al gimnasio? ¿Cuánto más vamos a someter y descuidar nuestro cuerpo, que es nuestra casa? ¿Qué necesidad tenemos de fingir que no nos gustan cosas para no comerlas? ¿Queremos estropear nuestras relaciones de pareja y de amistad por escondernos? ¿Acaso no nos merecemos disfrutar de un buen concierto y de una buena birra? ¿Del sexo? ¿De un plan inesperado? ¿Creéis que nos merecemos el sentimiento de cansancio todo el día?

Ahora tengo claras las respuestas a todas estas preguntas. Animo a todas las mujeres, con el cuerpo que sea, sin TCA, con TCA, en proceso de recuperación, en recaída, a aquellas para las que conseguir un cuerpo X determina su vida… a transformar toda la culpa, la exigencia y la vergüenza en FUERZA, para liberarnos poco a poco de la presión que recae sobre nuestros cuerpos. En SORORIDAD, para enfrentarnos juntas a todo.

En AMOR y RESPETO hacia nosotras mismas para ser libres al fin. ¡Basta ya!

Luci


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