Testimonio: Mi vida con Ana y Mia

Julia nos hace testigos de cómo en su vida le han acompañado las Princesas Ana y Mia, lo que viene siendo sufrir un Trastorno de la Conducta Alimentaria...

Compartimos el testimonio de Julia que nos cuenta su experiencia al sufrir un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) desde que tenía apenas 13 años. Como muchas adolescentes quería ser querida y comprendida, pero tras varios episodios de bullying cayó en el mundo de las «Princesas Ana y Mia».

Actualmente tiene 35 años y tras una vida luchando contra el TCA, lo que menos quiere es que sus hijos pasen por el calvario que ha sufrido ella. Por eso sabe y comparte la importancia de promover la salud, los cuerpos normales, la belleza natural y el amor propio desde pequeños.

Mi vida con Ana y Mia

Hola! Me llamo Julia y yo también quise ser como Ana y Mia… y desgraciadamente me han perseguido durante gran parte de mi vida.

Todo empezó cuando tenía 13 años, viviendo en un entorno muy estricto, donde los sentimientos no valían. Una preadolescente que necesitaba ser aceptada y querida por los demás, pero que solo recibía reprimendas. En un pueblo donde las apariencias mandaban y los niños eran muy crueles, poniendo “motes” a todo aquel que no se ajustaba a los estándares.

Yo sólo quería ser aceptada, tenía gafas (en esa época no estaba bien visto) y era un poco “gordita”… Y lo peor de todo, me sentía mal conmigo misma; incomprendida, vacía, despreciada… Sin quererlo, o por lo menos conscientemente, comencé a controlar lo que comía, tanto que bajé unos 20 kilos en unos pocos meses, sin darme cuenta, lo tenía todo bajo control, o eso creía yo…

Un día, ya con 14 años me pesé y marcaba 40 kilos. Entonces me di cuenta de que algo no iba bien, y dentro de la vorágine de sentimientos que me abordaron en aquel momento, apareció la ANSIEDAD, por haberlo hecho mal, por sentirme culpable, por no cumplir con las expectativas marcadas por mis padres, por mí, “porque yo no me podía equivocar”… Y aquí comenzó mi etapa de atracones sin fin y conductas purgativas sin piedad, etapa que me ha perseguido en mayor o menor medida a lo largo de todos estos años.

He hecho mil dietas, visitas al psicólogo, al psiquiatra, al nutricionista…
Ahora tengo 35 años, y aún me persigue la sombra de Ana y Mia, sobre todo en momentos de estrés o de crisis emocionales, convirtiéndome, una vez más, en esclava de la comida. Hay momentos en los que ni me acuerdo de ellas, como y disfruto de la comida sin culpas, pero otros en los que una tarde, y otra, y otra… Atraco la cocina, arrasando con todas las porquerías que en ella se encuentran. Aún así, estoy más o menos estable, cada vez los atracones son menores y se alejan más en el tiempo… aunque sé que no debo bajar la guardia.

Mi pareja ha sido uno de los pilares fundamentales en esta lucha, y aunque muchas veces no ha entendido lo que me pasa, me ha apoyado sin condición y me ha aceptado tal como soy. Y también soy mamá de una niña de 15 años y un niño de 12. He luchado desde que son muy pequeños para que ellos no vivan el calvario que he vivido yo. Espero haberlo conseguido, aunque sé que hay influencias externas al entorno familiar que tienen gran poder y contra las cuales debemos luchar. Por eso me he motivado a escribir mi historia…

Hay que promover la salud, los cuerpos normales, la belleza natural, el amor propio… Enseñar desde pequeños a querernos y respetarnos con nuestras virtudes, pero sobre todo con nuestras diferencias… Valorar más los sentimientos y aprender a expresarlos…

Gracias por dar visibilidad a este mundo de sombras en el que much@s nos vemos inmersos y sin ayuda ni comprensión…

Julia


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