Ésta vez compartimos el testimonio de Noelia, que arroja luz sobre una realidad muy triste de nuestro país, España… la precariedad de los tratamientos públicos para salud mental en general, y de los de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en particular.
Noelia nos habla de su experiencia durante sus ingresos psiquiátricos, en plantas poco especializadas donde la atención muchas veces queda reducida a la prescripción de psicofármacos. También insiste en la importancia de encontrar buenos profesionales en los que confiar, y de no rendirse.
¡Gracias Noelia por dar visibilidad a este problema y por abrirte con nosotras!
SALUD PÚBLICA Y TCA
A la salud mental en España no se le da la importancia que tiene. Ocupa un segundo plano, con suerte, si no un tercero. No es un secreto para nadie.
El estigma alrededor de las enfermedades mentales es muy grande. ¿Quién no ha ido a urgencias por un ataque de ansiedad, autolesión, pensamientos suicidas… y ha recibido el alta como si no fuera nada grave, como si se tratase de un simple resfriado? ¿Cuánta gente muerta por suicidio hace falta para que se tomen las medidas necesarias? ¿Cuántas con TCA para que haya más UTCAs (Unidades de Trastornos de la Conducta Alimentaria) en España, más hospitales de día? ¿Hasta dónde vamos a tener que llegar para que nos escuchen? Yo he tenido que llegar a extremos muy graves para que me escucharan, y aún así no me tomaban en serio.
Por otro lado, si eres menor de edad (aunque no estés en infrapeso) y tienes mucha ansiedad, estás inestable, etc., te ingresan. Pero si eres mayor de edad, aunque te estés muriendo y pienses todos los días en morirte, tengas una ansiedad brutal hacia la comida e incluso estés en infrapeso: nada. Lo único que te dicen «no estás para un ingreso». ¿Perdona? ¡Te estoy pidiendo ayuda! Estoy gritando con mis actos. Te he dicho que quiero ingresar porque no puedo más. Pero claro, luego se extrañan de que tengas no sé cuántos ingresos por intento de suicidio en un periodo de tiempo muy corto…
Esta es la realidad de la Sanidad en España: que quien pide ayuda muchas veces es ignorado…
No digo que en todos los casos sea así, ni mucho menos. Por suerte, también hay grandes profesionales. Pero esto se da en la mayoría de casos.
Una persona con un intento de suicidio o TCA, lo que menos necesita es que minimicen lo que le sucede. Necesitan ser escuchada, acompañada, arropada y comprendida, tanto por profesionales como por la gente de su entorno. No hay que centrarse únicamente en la comida. Eso sólo es un síntoma. Indaga por qué necesita controlarla, por qué hace lo que hace en lugar de darle tantas pastillas.
Por favor, se necesitan más psicólogos en la sanidad pública.
Yo, en todos los ingresos que llevo en psiquiatría, sólo he sido atendida por psiquiatras, que solamente se centraban en cambiar la medicación, ajustarla para que estuviera estable… No quiero decir que la medicación no sea útil. En algunos casos lo es y es necesaria, pero sólo es un parche temporal que al final puede caerse en cualquier momento. Es como si le pones una tirita a una herida pero no la curas: al final se vuelve a infectar.
Luego está el hecho de que una planta de psiquiatría no es el sitio adecuado para las personas con TCA. Yo, estando allí, me sentía extraña. No era mi sitio porque no me podían dar lo que necesitaba. Allí los pacientes están tan drogados que sólo se levantan para comer e ir al baño. El resto de día son vegetales, y así los sanitarios no se encargan de ellos.
Yo necesitaba hablar y descargarme, y con la psiquiatra no lo hacía por miedo a que me pusiera una medicación nueva cada día. Esta psiquiatra, si le decías que estabas triste, antidepresivos; si oías voces, antipsicóticos; si no podías dormir, más pastillas. ¿Qué pasaba? Nadie le contaba la verdad. Acabas por decirle que estabas bien para que te diera el alta…
No todos los psiquiatras son así. Confiar en los profesionales y, si no os sentís cómodos con ellos, cambiad, pero no dejéis la terapia. Es nuestro salvavidas.
Durante un ingreso, apóyate en quien creas que te va a aportar, ya sea profesional (enfermera, médica, celador…) o compañero del hospital… pero que no te reste.
Y no os rindáis.
Pedid ayuda. Gritad para que os escuchen. Luchad por lo que creéis que necesitáis, y no dejéis que invaliden vuestro sufrimiento. Nadie.
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