Testimonio: Superación TCA

Deseamos que su testimonio de superación ayude a conocer las dificultades a las que se enfrentan quienes padecen TCA y están viviendo un proceso de recuperación, y que además pueda servir de inspiración a quienes sufrís estas enfermedades, ya que es importante saber que no será sencillo, pero si será posible llegar a sanar.

Andy ha querido compartir con nosotrxs esta fotografía y su testimonio de superación, donde nos muestra la dureza del camino a la recuperación de los Trastornos Alimenticios. A pesar del sufrimiento, no olvida que hay algo que ya no le abandona; sus ganas de luchar.

Deseamos que su testimonio de superación ayude a conocer las dificultades a las que se enfrentan quienes padecen TCA y están viviendo un proceso de recuperación, y que también pueda servir de inspiración a quienes sufrís estas enfermedades, ya que es importante saber que no será sencillo, pero sí será posible llegar a sanar.

Superación

¿Infeliz? No. No siento que sea infeliz. Más bien siento que hay algo en mí que me impide alcanzar esa felicidad. ¿En qué momento comenzó todo? Los bordes del tiempo están desdibujados en los ojos de mi mente. ¿Cuándo acaba todo? Y no me refiero a acabar de morir, no, tengo claro que quiero abrazar la vida. Me refiero a descansar.

Terapias, pastillas y promesas de que todo irá a mejor. ¿Y si estoy rota y no tiene arreglo? Al principio todo se centró en no mostrar cómo me sentía y ahora me piden que lo muestre. ¿Cómo me siento? No lo sé. Ira, tristeza, dolor y, sobre todo, miedo. Miedo a que esos sentimientos se desborden, a que me atrapen después de tanto tiempo jugando al gato y al ratón. Miedo a perderme de nuevo. ¿Pero acaso me he encontrado? Volver a ser como antes pero ¿queda algo de esa persona? Tal vez ahora sea así.

Y sí, doctora, la comida es mi mayor cielo y mi mayor infierno.

¡Yo qué pensaba que escribiendo un libro dejaba todo atrás! Al parecer tengo más infiernos de los que pensaba. Pero esa sensación de control que tenía con la comida se desvanece por momentos.

¿Cuántas veces me daría un atracón? ¿Cuántas gritaría de rabia por querer hacerlo? ¿Y los cortes? Es difícil de entender, dado que son formas de castigo.

Me mantengo en una línea arbitraria al borde de mi zona de confort en el peso que considero normal, entrando en pánico porque cada gramo de más lo noto. 61’9kg ha dicho la enfermera hoy. Y trato de no pensarlo, de no idear cómo bajarlos, de no tener que aguantar la ansiedad a cambio de comer menos. Jamás dejaría que nadie me viese cuando pierdo el control. Es una lucha, una jodida lucha que consume mis recursos. Me cuesta un mundo levantarme de la cama, las pesadillas son continuas y cuando estoy despierta no quiero hacer nada. Sé que solo es hasta que salgo de casa, luego estoy bien, pero hasta que salgo…

¿Y ahora? Muy bien, doctora, me ha pillado, cada vez que algo me sienta mal lo considero un castigo por cada error que cometí, por años de maltratar a mi organismo, que ahora se venga en forma de dolores que últimamente me quitan las ganas de volver a probar bocado.

¿Y la alternativa a la lucha? Su colega me dice que para seguir a veces hay que dejarse llevar. No. Si caigo volveré a estar sola, me perderé y no seré capaz de encontrarme de nuevo.

¿Quiere saber un secreto? Cada vez que llega la hora de la comida en casa es un suplicio. Mi madre no come, los otros le echan la bronca y yo solo quiero gritar. Cada día es una nueva excusa y todos esperan que yo tenga las respuestas. No sé qué pensar.

¿Es mental o físico?

Y luego están los gritos… Cuando alguien está de malas, suelo pagarlo yo. Y usted sabe que no soporto que me griten. Pero me callo, me muerdo la lengua hasta hacerme daño y me voy a mi habitación hasta que se me pasa. Le diría que meditar me ayuda pero no le quiero engañar, no me sirve de nada si estoy sola. Y mi padre… necesita que alguien lo cuide pero joder, yo estoy aprendiendo a cuidarme. Y ya estoy enfadada. ¡También son adultos!

Estoy cansada.

No quiero más médicos, no quiero tener que pensar en eso por un tiempo. ¿Sabe qué es lo mejor? Mi pareja me dijo que yo soy su motivación. Él es la mía. Creo que me ha salvado más de lo que nadie piensa., ¿realmente me lo merezco? Porque él se merece lo mejor.

Y ya lloro otra vez. Bueno, llevo un rato ya. Y odio llorar, aunque últimamente no puedo parar. Pero ahora no tocaba: solo me lo permito en la ducha o por las noches, cuando todo está tranquilo y el nudo de mi garganta se vuelve insoportable hasta que dejo salir las lágrimas. Y si pienso en el futuro… usted me dijo un día que no valía como psicóloga, y a punto estoy de dejarlo mil veces cada día pero… no suelo dejar las cosas a medias.

¿Sabe? Hoy hace un año que mi abuela falleció. Y estoy hecha una mierda. Solo la he llorado en soledad, porque tenía que ser fuerte y ahora que empiezo a llorarla me piden que no lo haga, que se ponen tristes, que hay que seguir adelante.
Así que trago y vuelta a empezar con todos los sentimientos bullendo en mi interior…
Y ya ve, doctora, a pesar de todo…

Como.
No vomito adrede.
No me corto.
No dejo de luchar, ni tengo pensado hacerlo, aunque esté agotada.

3 comentarios

  1. Ailen

    Agradecida infinita mente a quienes comparten un poco de su historia … y que por las difíciles que se pongan las cosas , se puede salir . Motiva ver personas que viven lo mismo que una , salen . Por que lo que unx suele pensar y plantearse de un momento en adelante es , si toda su vida seguirá siendo igual ,en ese mismo círculo de autodestrucción… las/os abrazo .. y ojalá todas/os salgamos de esto .. no nos dañemos más . ❤️

  2. Ana Ruth Quintana Serra

    Me identifico con la mayoría de los sentimientos de Andy. Tengo 47 años y no recuerdo haber sido normal en mi vida. Sentirme inadecuada, incapaz, inútil….y gorda son mis amigos íntimos. Mi tca tiene que ver con una bulimia que al cabo del tiempo me he personalizado. Ante la imposibilidad de provocarme más vómitos mis atracones se resuelven masticando distintos alimentos y escupiendo….así varias veces al dia y también me levanto por las noches. Con la última dieta perdí 12 kls y llegué a los 53 kg para 1, 72 mt de altura. Tendría que haber encontrado la felicidad, mi sueño de estar delgada, pero en realidad mi ansiedad ha ido aumentando de manera incontrolable. Mantener ese peso es el centro de mí vida y si puede ser menos mejor. He pasado por varias terapias y ahora finalmente me encuentro en el lugar adecuado con psicóloga y nutricionista semanales. Estoy en un columpio continuo…arriba y abajo. Los bajones me dejan devastada, creo que estoy llena de metástasis y mis males son incurables. Me han confiscado la báscula, me pesaba a diario y varias veces…200 grs más me estropeaban el día. Engordar no es un miedo, es pánico total. Levantarme y vestirme una tortura…Tengo pesadillas. Durante el día la comida es mi pensamiento constante. Estoy haciendo todo lo que puedo, todo lo que me dicen, también tengo tratamiento psiquiátrico. He hecho cambios importantes, intento cuidar mi diálogo interior para recuperar el respeto que mi cuerpo se merece. Es muy duro…a veces quisiera internarme y estar con gente como yo que habla mi mismo lenguaje y está en mi mundo, el mundo normal es aterrador para mi, como subirme los pantalones y abrocharme un simple botón. Este tipo de testimonios me motivan y me ayudan a sentirme menos sola. Creo que sería interesante tener un grupo de apoyo…actualmente no conozco ninguno.Gracias.

  3. Jk

    Andrea guapa. Tú estás genial

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