Prevención del Suicidio

Por el Día Mundial para la Prevención del Suicidio hemos dedicado este artículo con información muy útil para saber cómo prevenir el suicidio.

Hoy es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y queremos abordar esta problemática tan importante, que tiene relación con los Trastornos de la Conducta Alimentaria. La relación que tienen no es únicamente por estar rodeados de un tabú que lo único que hace es empeorar la situación de quien está sufriendo, sino que muchas personas que padecen TCA muchas veces tienen pensamientos suicidas debido a la comorbilidad con la depresión, y especialmente con la desesperanza.

Es muy importante dejar de silenciar el suicidio y crear conciencia acerca de este problema.

En este artículo queremos compartir información útil para que toda la sociedad, las personas que tienen un ser querido en riesgo de suicidio y aquellas personas que tienen pensamientos o comportamientos suicidas aprendan a cómo prevenir el suicidio.

Las estadísticas sobre el suicidio son alarmantes.


La Organización Mundial de Salud (OMS), cifró en 2019, más de 700 000 personas, que mueren cada año por suicidio en el mundo (Aunque también advierte que al menos entre el 10-30% de casos no son detectados). Solo en España, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en 2022 causó más de 4.097 muertes, unas 11 personas al día. O lo que es lo mismo, un suicidio cada dos horas y media. Año tras año, estas cifras no paran de crecer: en 2018 murieron 3.539 personas por esta causa; en 2019, 3.671; en 2020, 3.941 y, en 2021, 4.003, con un aumento significativo en edades escolares. Siendo este problema, además, la cuarta causa de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.

Todo ello sin contar los intentos fallidos, que según los expertos pueden llegar a multiplicar por 20 estas cifras de muertes anuales por suicidio.

Romper con los mitos y falsas creencias


Al igual que sucede con los Trastornos de la Conducta Alimentaria, el suicidio está rodeado de mitos y falsas creencias. Durante muchos años se han ocultado creyendo que “hablar sobre el suicidio, induce al suicidio”, por el temido efecto contagio, o “Efecto Werther”. Pero se ha comprobado que esto no es cierto, los expertos recalcan en la importancia de hablar sobre el suicidio y no ocultarlo. Hablar sobre ello, aportaría información y recursos para prevenirlos.

Desde 2002 la OMS aconseja que se dé visibilidad al suicidio con normalidad.
Aseguran que hablar adecuadamente del suicidio ayuda a prevenirlo.


Hablar del suicidio y dejar de esconderlo es necesario, pues permite a la persona que sufre liberar su angustia y le hace expresar aquello que le preocupa, y esto ayuda la mayoría de las veces a vencer el deseo suicida.


Es importante saber qué quienes tienen conductas suicidas, son personas en situación de desesperación absoluta. Se trata de personas que no quieren morir, lo que buscan es “dejar de sufrir”. Es relevante destacar que el suicidio es un fenómeno multicausal, y con frecuencia se atribuye a un solo factor precipitante que se impone “como el más visible” (divorcio, problemas familiares, desahucio, COVID, diagnóstico de enfermedad…, etc.). Actualmente, se atribuye de manera reduccionista también el suicidio a una manifestación de una enfermedad mental. Inherente a este colectivo vulnerable, sin embargo, tal y como comprobamos a diario: “para tener un comportamiento suicida no hace falta tener una enfermedad mental”.

El 50% de la población general (no clínica), experimentará tendencias suicidas moderadas-severas a lo largo de su vida.

“Un intento de suicidio es la máxima expresión de un terrible sufrimiento y desesperación que siente la persona y que la sociedad debe comprender y tratar de evitar que ocurra”

Nel Anxelu González Zapico
(Presidente en Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA)

“El suicidio es un acto de libertad”. Nadie se suicida de alegría. Cuando una persona está feliz, no intenta suicidarse. La persona se encuentra en una visión de túnel donde solo contempla dos alternativas: seguir sufriendo como lo hace, o suicidarse. Además, atraviesa por un sufrimiento físico o emocional que considera insoportablemente angustioso, y unas condiciones vitales que valora como interminables, e inescapables, para la que cualquier solución propuesta, o incluso puesta en práctica anteriormente, no serán suficientes para mejorar su calidad de vida…

La depresión es tratable y curable, por eso es muy importante el tratamiento y seguimiento médico, de quienes han intentado alguna vez acabar con su vida.

Los Intentos previos son el predictor más fuerte y el mayor factor de riesgo. En 50% de suicidios consumados, existen intentos previos (entre el 50-80% al menos un intento).

Debemos tener claro que otro mito que está establecido en la sociedad es que la persona que realmente quiere acabar con su vida no avisa, es un acto impulsivo, y no se puede prevenir, pero la realidad es que muchas personas avisan de alguna forma a su entorno acerca de sus intenciones.


“El suicidio generalmente no es producto de una decisión espontánea, porque el contínuum autodestructivo se va gestando en la intimidad del sufrimiento de una persona”


Carlos Martínez
(Psicólogo especialista en el abordaje comunitario del suicidio)

Los estudios aseguran que los suicidios van acompañados por signos de alerta que no hemos sido enseñados a poder detectar, no somos capaces de ver, escuchar o no les hemos dado importancia.

Una señal de alerta nos indica que una persona puede estar teniendo serios pensamientos de quitarse la vida y que podría incluso estar planificando como realizarlo. También podrían ser una petición de ayuda y nos proporcionan una oportunidad, tanto a los profesionales de la salud como a la familia y amigos, para intervenir rápidamente y prevenir que esta persona se suicide.

Lejos de lo que se piensa comúnmente; la persona que se suicida, lo dice. Cerca del 80% de personas que se suicidaron habían comentado su intención antes, o habían dado muestras de ello. La idea de que el que quiere suicidarse no lo dice, es uno de los mitos más arraigados y que más interfieren en su prevención. El 60% de las personas que se suicidaron habían buscado ayuda la semana antes e incluso un 18% acudió al médico el mismo día que se suicidó en nuestro país.

Pedro Martín-Barrajón Morán (Experto en Suicidio y Psicología de Emergencias)

Os queremos aportar indicadores que os ayudarán a detectar y también maneras de abordar la situación ante señales de alerta en algún ser querido.

Es fundamental que comprendas que tú puedes tener una influencia positiva en la persona.

Los indicadores pueden ser verbales o no verbales.


Indicadores no verbales:


Cuando una persona no «verbaliza» sus ideas suicidas, se puede llegar a sospecharlas mediante determinadas manifestaciones.

  • Observar un cambio repentino en su conducta habitual. Este cambio puede ir en dos sentidos:
    ·Aumento significativo de la irritabilidad; mayor agresividad; no respetar límites.
    ·Periodo de calma y tranquilidad repentino cuando previamente ha presentado gran agitación. El cese de la angustia es signo de grave peligro de conducta suicida, la persona ya ha encontrado una solución (el suicidio), para terminar con su sufrimiento, y esto proporciona cierto alivio.
  • La existencia de un intento previo de suicidio. El periodo de mayor riesgo es en los 3 – 6 meses posteriores.
  • Presencia de eventos desencadenantes o precipitantes (Despido, duelo, embarazo indeseado, bullying, descubrimiento y no aceptación de la homosexualidad…, abuso sexual o maltrato…etc.).
  • Búsqueda de mecanismos para hacerse daño.
  • Conducta imprudentemente temeraria.
  • Retraimiento social.
  • Falta de energía (anergia).
  • Actitud pasiva, apatía, tristeza.
  • Aislamiento.
  • Anhedonia o incapacidad para experimentar placer con actividades habituales.
  • Descuido en la apariencia personal.
  • Dificultades en la concentración, desatención y como consecuencia, pérdida de la memoria.
  • Alteraciones en los patrones de sueño o alimentación.
  • Cerrar asuntos pendientes, preparación de documentos, regalar objetos muy personales, etc. Entregar sus pertenencias a sus seres queridos, resolver asuntos pendientes, cerrar cuentas de Facebook, Twitter, Instagram, llamar a personas para despedirse, tener escondido el futuro método para lograrlo (acumular medicación, llevar consigo el tóxico, la cuerda, etc.) o ingerir bebidas alcohólicas en cantidades y con una frecuencia inusuales (en el 33% de casos la persona había consumido alcohol las 6h antes, las sustancias pueden actuar como un des inhibidor o un “lubricante” que facilita el paso al acto).
  • Para saber si persiste o no la intencionalidad suicida, tras un intento, en lugar de preguntar ¿Tú por qué quieres suicidarte?, quizá resulte más revelador preguntar (sin ánimo retador, sino como método de indagación) ¿Tú por qué no te suicidas?, si la respuesta es ambigua, los motivos son débiles, no existen razones para vivir, o no nos parecen muy sólidas, quizá debamos sospechar que no ha declinado su intención. “Quien tiene un porqué para vivir, será capaz de soportar cualquier cómo” Nietzsche.

En caso de detectar estas señales, es importante responder con rapidez, especialmente si la persona muestra varias señales al mismo tiempo, hablando con la persona y buscando la ayuda y el apoyo necesario.


Indicadores verbales:

  • Sentimientos de desesperanza, con una visión donde no hay futuro o muy negativo. p. ej. “No tiene solución”, “No va a mejorar nunca”.
  • Sentimientos de desesperación, considera que ya no se puede soportar o tolerar más una situación o estado vital. p.ej. “Esta vida es un asco”, “Mi vida no tiene sentido“.
  • Sentimientos de desamparo considerando que la persona se siente sola, que no es importante para nadie, que es un estorbo y que las cosas estarían mejores sin ella.
  • Sentimientos intensos y abrumadores de culpa, vergüenza y odio hacia sí mismo. p.ej. “No valgo para nada”
  • Comentarios relacionadas con la muerte p. ej. “Me gustaría desaparecer”, “Quiero descansar”, “No deseo seguir viviendo”.
  • Conversaciones reiterativas sobre la muerte.
  • Realizar despedidas inusuales verbales o escritas. Ej. “Quiero que sepas que en todo este tiempo me has ayudado mucho”. “Siempre te querré”
  • Puede expresar abiertamente sus deseos de quitarse la vida, amenazando sobre quererse hacer daño o matarse. Este pensamiento se manifiesta con distintos grados:
    ·Sin planteamiento de la acción
    ·Con un método indeterminado
    ·Con un método específico, pero no planificado
    ·Plan suicida concreto (esta situación indica un alto riesgo de suicidio)
  • Algunas personas tras hablar de ello tienden a restar importancia a sus ideas suicidas, minimizarlas.

Recordar que contrariamente a lo que se piensa, interrogar sobre la existencia de las ideas suicidas no incrementa el riesgo de desencadenar este tipo de acto y puede ser la única, y también la última oportunidad de iniciar las acciones preventivas.

Es muy importante en caso de detectar señales de alerta, saber qué hacer y qué no hacer, os dejamos respuestas a estas preguntas frecuentes.


¿Cómo es recomendable tratar a una persona que está pensando en suicidarse?

  • Escuchar, que significa ante todo, reprimir el impulso de quitar las ideas suicidas y no comenzar con frases huecas, ni comentarios educativos o moralizantes como: “si tienes toda la vida por delante”, “con lo bonita que es la vida”, “si lo tienes todo…”, “hay más peces en el mar…, etc.”.
  • Ser cálido y empático: “me gustaría saber cómo ayudarte”, “¿te serviría hablarme de cómo te sientes?”, “entonces, ahora mismo te viene a la cabeza la idea de morir y eso te agobia”.
  • Ser Honesto: “No puedo imaginarme cómo es sentirse como ahora te sientes tú, pero si me ayudas quizá pueda entenderte mejor”, “Me siento impotente por no saber qué hacer ahora”.
  • Tomarse en serio cualquier manifestación, amenaza o sospecha de suicidio.
  • Valorar el riesgo, en base a: los factores de riesgo, precipitantes, comportamientos no habituales, y el análisis de la situación.
  • Habla directa y claramente con la persona en riesgo y valorar: Cómo se siente, qué ideas suicidas tiene, si ha hecho algún plan y para cuándo, qué método ha pensado, si ha realizado algún gesto o intento suicida ya o no, qué se lo impide o se lo impediría, si ha redactado o no alguna nota de despedida, si ha tomado alguna precaución para evitar ser encontrado…
    (Cuantas más respuestas tenga sobre: Dónde hacerlo, Cómo y Cuándo, y Más letales sean las condiciones del plan, MAYOR RIESGO SUICIDA sobretodo si existen antecedentes previos).
  • Conservar la calma, transmitir tranquilidad, empatía, preocupación, y comprensión por su situación.
    -Mostrar esperanza y posibilidades de superación de la situación, con la ayuda oportuna.
    -Intentar encontrar soluciones prácticas, aunque sean temporales. (Dormir esa noche en su casa para supervisar, y acompañarle en todo momento por ejemplo).
  • Ganar todo el tiempo posible. Proponer aplazarlo para otro momento (“vuelve a pensarlo mañana”), evidenciando lo definitivo y dramático de la solución, y el estado provisional actual. (El suicidio puede ser una solución definitiva, a un problema sólo temporal).
  • Dejar hablar y desahogarse. Es mucho más eficaz que empezar confrontándole su decisión.
  • Retirar todo lo que pueda servir para autolesionarse.
  • Controlar el acceso a la medicación, así como el consumo (por exceso o defecto) de la pautada.
  • Buscar ayuda profesional: servicios de emergencias, hospital, Centro de Atención Primaria o Salud Mental. Tener a mano siempre los medios de contacto con todos ellos.

¿Es preferible preguntarle al respecto?


Siempre. Hablar sobre suicidio, no induce al suicidio, al contrario, puede ser la única, y también la última ocasión de esa persona de retractarse y analizar su intención suicida. Hay que preguntarle directamente: “¿Qué quieres decir con eso de que no puedes más?”, “¿qué quieres decir con eso de que estarán mejor sin ti?”, o “¿has pensado alguna vez en el suicidio?”.


¿Hablar sobre sus preocupaciones?


¡Por supuesto! Preguntarle qué le ha puesto en una situación tan difícil, cuál ha sido la gota que ha colmado el vaso…, etc.
Preguntarle abiertamente si respecto al suicidio ha pensado: ¿cuándo lo haría?, ¿con qué método?, ¿dónde lo haría?, ¿se ha despedido de alguien?, ¿tomaría alguna precaución para evitar ser encontrado? A esto nos referimos cuando hablamos de un “plan”, pero preguntarle a una persona directamente si “tiene un plan”, no es útil ni significa nada, hay que preguntar cuándo, dónde, cómo…, etc.).

¿Incitarle a que pida ayuda?


Siempre hay que incitarle a pedir ayuda. Pero no de manera prematura antes de permitirle desahogarse… Las personas en riesgo pueden ser reticentes por temor a ser considerados “unos locos”, o por experiencias previas adversas en el hospital…, etc.

  • ¿Cómo les “convencemos” para que reciban atención de un especialista, qué les decimos?
    Podemos decirle algo así: “pensar en el suicidio no te convierte en un loco, un débil, o un cobarde, muchas personas tienen este tipo de ideas a diario, y han encontrado otras alternativas. Probablemente atravieses una situación tan difícil, que te cueste ver otra solución.
    Si es escéptico o reticente en cuanto a acudir al hospital, podríamos decirle: “Estoy seguro que no vas a permanecer en el hospital más que lo rigurosamente necesario, y si es posible, se llevará a cabo un tratamiento ambulatorio…”. “Estoy seguro que en el hospital pueden prestarte la ayuda que necesitas, y la atención que te mereces”.

No es suficiente con recomendarle acudir a pedir ayuda, debemos comprometernos nosotros a acompañarle al hospital, al centro de salud mental…etc, o contar con un tercero que pueda acompañar a la persona en su solicitud de ayuda.


¿Hacerle ver que esos sentimientos serán temporales?


Efectivamente, el suicidio es una solución eterna, a lo que en ocasiones, es solo un problema temporal. Pero la persona puede tener motivos muy legítimos para querer quitarse la vida, razones de verdadero peso, problemas crónicos que no responden a una decisición impulsiva… etc.
Como allegados, familiares… etc, no podemos pretender quitarle las ideas suicidas, quizá ni el mejor psicólogo, ni el mejor psiquiatra tampoco, puedan quitarle esas ideas en un momento de alto riesgo en una intervención breve.
Deberíamos ser más humildes y perseguir un objetivo más realista y menos ambicioso: “simplemente” aplazar la decisión: “Oye, siempre puedes suicidarte más adelante, tienes toda la vida para hacerlo, yo no puedo impedírtelo, pero permíteme que hablemos antes de la situación por la que atraviesas…”.

¿Animarle a hacer planes que le obliguen a desconectar de esos sentimientos?


Más que distraerse con alguna “conducta incompatible” con esos sentimientos, animarle a estar entretenido, salir más… hay que prestarle a la persona en riesgo toda la atención posible, probablemente cuanto más haya luchado por quitarse esos pensamientos de la cabeza, probablemente más frecuentemente los tenga. Es peligroso invitar a la distracción según el riesgo real que presente la persona, y mucho más si la persona que está prestando ayuda no es un profesional.
Si intentamos la distracción, quizá la persona en riesgo puede sentir que no nos hacemos cargo del alcance real de su sufrimiento, o que lo frivolizamos, y sentirse más sólo e incomprendido aún.

Es mucho más importante no dejar sola a la persona en ningún momento, y tratar de acompañarla a un servicio de salud mental, el hospital…, o llamar al 112.


¿Qué no se debe hacer nunca?


En ningún caso, debe minimizarse el riesgo, restarle importancia, frivolizar o tratar el tema como una “llamada de atención”, cuando alguien habla de suicidarse, no está llamando la atención, está pidiendo ayuda, para una situación que no sabe cómo gestionar.

Quizá existan casos donde estas peticiones de ayuda sean demasiado frecuentes, desproporcionadas al estímulo o situación desencadenante, o intuyamos cierta intención manipuladora o instrumental. Sea como sea, tenemos que prestarle atención.

Puede darse el caso de que la persona que verbalice su intención, incluso se haya provocado alguna autolesión previamente, y esto aumente nuestra inquietud, o por el contrario pensemos que si quisiera hacerlo, se habría autolesionado de una manera más contundente o letal.

Cabe explicar algo al respecto: las autolesiones no siempre son la “antesala del suicidio”, pero la práctica repetida puede suponer un aumento del umbral de tolerancia al dolor físico, y que la persona, sin pretenderlo (como ha sucedido muchas veces), termine finalmente con su vida por un “error de cálculo”, “un resbalón” en una azotea, o que se le “haya ido la mano” sin querer terminar realmente con su vida.

Qué no hacer nunca


Ignorar las señales; “Siempre está con lo mismo y nunca hace nada”, “hace esto por llamar la atención”, “esto es ahora, en un rato se le pasa”, “lo que le gusta el drama…”.

Reprender o reprochar; “cómo puedes pensar así”, “a mí no se me ocurriría hacer lo que estás haciendo”, “hay que estar loco para querer matarse”, “el suicidio es de cobardes”, “Hay que ser muy valiente para suicidarse…”.

Retar, Cuestionar, desafiar, provocar; “Si quisieras matarte de verdad ya lo habrías hecho”, “hazlo si quieres valiente…”.

Si conoces a alguien en riesgo porque atraviesa una depresión o padece algún tipo de crisis o adicción, intenta que se ponga en manos de profesionales de la psiquiatría o la psicología.


¿Tienes pensamientos suicidas?

Queremos entender, con tu ayuda, lo que te sucede, y estamos dispuestos a ayudarte.

Es importante que si te ves inmersx en pensamientos suicidas, pidas ayuda y comiences un tratamiento que te pueda servir para superar tu situación actual.

Aunque en estos momentos creas que lo que te sucede no tiene solución y que el suicidio es la única salida, no es así, hay muchas alternativas que te harán sentir mejor.

Te recomendamos que si ya has tenido algún intento de suicidio, si los pensamientos suicidas son constantes; busca una persona en la que puedas confiar para contarle lo que te sucede, además de reforzar la ayuda con un profesional.

No caigas en el error de creer que nadie te puede ayudar. Deja que lo intenten.


A continuación facilitamos un listado de teléfonos, apps y webs donde puedes encontrar amparo y auxilio:

Teléfonos de ayuda

APPS de ayuda

Grupos de apoyo Familiares / Supervivientes

Referencias del artículo

Pautas clave para tratar a una persona con riesgo suicida: Qué hacer y qué no hacer de Pedro Martín-Barrajón Morán
PREVENCIÓN DEL SUICIDIO UN INSTRUMENTO PARA PROFESIONALES DE LOS MEDIOS DE COMUNICACION
Guía prevención suicidios – Servicio Andaluz de salud
Prevención del suicidio – Guía informativa para profesionales de la sanidad
Artículo de La Vanguardia – Sanidad pondrá en marcha un teléfono gratuito frente al suicidio
Guía de autoayuda – Prevención del suicidio – Qué puedo hacer

Revisión de texto:
Pedro Martín-Barrajón Morán. Especialista y Máster Universitario en Conductas Suicidas. 
Responsable Red Nacional Psicólogos Expertos en Suicidio Psicólogos Princesa 81, S.L.P.

2 comentarios

  1. Mario Arraigada

    Desde Argentina, Direcciom de Psicologia de la Emergencia, hemos recibido con agradecimiento esta informacion tan util y esclarecrdors al respecto
    Difundiremos con Vueztra autorizacion.

  2. Proyecto Princesas

    Qué alegría que sea de ayuda.
    Felices si difundís esta información tan necesaria, agradecemos si nos nombráis al hacerlo. ¡Gracias!
    Os enviámos un fuerte abrazo

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